Leonardo Leo nace en San Vito dei Normanni el 5 de agosto de 1694. Estudia en el conservatorio de la Pietà dei Turchini bajo el mando de Fago il tarentino. Termina sus estudios con éxito y se traslada a Roma para estudiar el contrapunto; teoría musical utilizada para componer música polifónica con el uso de dos o más melodías. Esta información la facilitó
Girolamo Chigi, refutado maestro de capilla de la Archibasílica de San Juan de Letrán, documentación extraída con el consentimiento de la casa
Corsini alla Lungara.
Su talento lo condujo a tocar el órgano en la capilla real. Un año más tarde pasa a ocupar el lugar de maestro de capilla en la
Iglesia de Santa Maria della Solitaria. En dicha iglesia se siente fuertemente inspirado y escribe mucha música.
Tres años más tarde decide representar una primera ópera seria, la Sofonisba, donde toda su creatividad y talento se recogen en esta conocida obra. Enseña música en el conservatorio de Loretto y en el de Della Pietà. Sus óperas son cada vez más conocidas y es reclamado en Sant'Onofrio donde enseña música a algunos talentos como
Niccolò Jommelli o
Niccolò Piccinni.
Leonardo Leo es uno de los fundadores de la escuela de Nápoles junto a artistas de la talla de
Francesco Durante y
Francesco Feo, siendo además de profesor, un refutado compositor. Realiza composiciones excelentes donde se respetan los estilos y donde las influencias de otros músicos de antaño se hacen palpables, hablando en términos de audición. Leo sabe compaginar la pureza con la belleza y muchas de sus obras se caracterizan por la simplicidad; la extracción de elementos innecesarios que pueden distraer la composición musical. Lo mismo ocurre con sus temas teatrales, donde el ingrediente de la pasión destaca por encima de todo.
Destacan sus pastorales "Il gran Giorno d'Arcadia, "Diana amante" o "Le nozze in dansa". En sus numerosos dramas el "Catone in Utica", "La clemenza di Tito", "L'Olimpiade", "Demofoonte", "Artaserse" y "Achille in Sciro"
Leo poseía una mirada muy viva, al igual que su carácter y era muy trabajador y constante. Pasaba las noches en vela componiendo. El 31 de octubre de 1744, muere de una
apoplejía mientras estaba escribiendo una de sus arias cómicas, concretamente "La finta frascatana".