Abdías

Abdías fue un profeta judío, cuyo nombre significa "siervo de Yahvé"

Cuarto de los doce profetas menores, Abdías vivió probablemente después de la conquista de Jerusalén, alrededor de los 587-586 a. C.. Es el autor de una visión profética de 21 versículos, que contiene una predicción de la venganza divina contra el pueblo de Edom, hostiles al pueblo de Israel; su profecía es como una súplica que las almas humilladas y perseguidas le hacen a Dios para que haga justicia contra sus opresores. La escritura es probablemente la del exilio en Babilonia.  

Los antiguos martirologios latinos no hicieron mención de Abdías, que sí se encuentra en el Martirologio Romano y en el Synaxarion de Constantinopla el 19 de noviembre. La Iglesia católica lo venera como santo y lo celebra el 19 de noviembre.

Las numerosas representaciones de Abdías, dan testimonio de la gran devoción que su culto tuvo en el pasado. De él dice San Gerónimo, "Profeta pequeño por el número de versos, no de las ideas".

El libro de Abdías recuerda la dolorosa historia de la caída de Jerusalén, conquistada por el ejército de Nabucodonosor (586-587 aC), utilizando el género oráculo, es decir, un pronunciamiento estricto y fuerte del profeta, hecho en el nombre del Señor.

El pueblo de Edom en el libro de Abdías es llamado de distintas maneras: "Esaú" (Abd 6), "monte de Esaú" (Abd 1.8, 9, 10) y "Casa de Esaú" (Abd 18).

De acuerdo con los relatos patriarcales (véase Génesis 25,24-30), Esaú también es llamado Edom. Edom / Esaú era el hermano de Jacob y se estableció en la región que lleva su nombre - Idumea o Edom - y que se encuentra al sur de Judea.

Esta región montañosa es conocida como "el monte de Esaú." Su capital es Petra, una ciudad construida en las grietas de las rocas de esta región montañosa. Petra era, por lo tanto, un símbolo de inaccesibilidad y de seguridad, tanto así que el texto de Abdías la describe personificándola, complaciéndose de su posición entre las rocas, que la hacen inexpugnable: "Tú que moras en las hendiduras rocosas y de las alturas haces tu demora, diciendo en tu corazón: ¿Quién me derribará a tierra?" (Abd 3).

"Y sí, Dios demolerá esta ciudad fortificada, y la abatirá" (Abd 15), "porque sólo Él es la "roca" de Israel".

Mientras fue el gran profeta Ezequiel el encargado de consolar a los deportados a la Mesopotamia, forzados a la servidumbre en el gran canal entre Babel y Nippur; entre los sobrevivientes estaba el joven Abdías que lanzó una dura amenaza contra los edomitas, junto al consolador anuncio de la reconstrucción de Jerusalén, destinado a acoger al Mesías.