Uno de los más famosos escultores de la vanguardia en España es
Alberto Sánchez, un hombre luchador cuya vida siempre estuvo limitada por el factor económico. Alberto nació en la ciudad de Toledo en 1895, fue hijo de un panadero y una empleada de limpieza. Su familia fue numerosa compuesta de seis hijos y sus padres cuyos ingresos no les alcanzaba para cubrir las necesidades de los infantes, los cuales debieron trabajar desde corta edad para ayudar a sus padres.
Es así como Alberto debe trabajar desde muy joven primero como porquerizo y luego ayudando a un carretero repartidor de pan. Ya de joven empieza a trabajar en una herrería, desde ese momento se le empieza a manifestar sus dotes artísticas pero el trabajo le malogra la visión y debe viajar a Madrid en donde entra como aprendiz del escultor
José Estanys.
Alberto al ser de condición tan humilde no había aprendido a leer, pero gracias a un gran amigo logra aprender es así que comienza a trabajar como panadero hasta que ingresa al
grupo cultural juventudes socialistas en donde conoce a
Francisco Mateos con quien llega a tener una bonita amistad.
Es con Francisco Mateos con quien llegan a ver la
primera exposición de vanguardia con obras cubistas en donde exponen sus obras
Diego Rivera y
María Blanchard. Alberto ingresa al servicio militar obligatorio y es allí donde empieza a exponer sus primeras obras de arte, pero nunca pudo ingresar a la
Escuela de Artes y Oficios, así que se dedica a expresar su arte en las calles y fuera de algunos centros culturales.
Su suerte cambia cuando conoce a
Rafael Barradas gracias a el puede ingresar y a establecer contacto con diversos artistas reconocidos de Madrid como
La casa,
Lorca,
Dali,
Maruja Mallo,
Ferrant, etc. Entre sus exposiciones de mayor importancia podemos mencionar la presentada en la sociedad de Artistas Ibéricos con varios dibujos y nueve esculturas. Para 1933 publica su texto famoso Palabras de un escultor, al poco tiempo conoce a Neruda quien le encarga decorados para “yerma”
Alberto se dedicó muchos tiempo como escenógrafo realizando adaptaciones para diversas obras reconocidas como son
"El puente del Diablo" de Tolstoi, para el Teatro
Kamerni de Moscú, para
"La zapatera prodigiosa" de Lorca y para
La Gitanilla, una clásica obra de cervantes. Alberto también ha pintado paisajes, bodegones y retratos, junto con su arte de escultor que nunca abandonó hasta el final de sus días.
Dentro de lo que es su vida sentimental Alberto se casó con
Clara Sancha con quien estuvo casado toda su vida y con quien tiene un hijo llamado Alcaen, quien lamentablemente no compartió el amor por el arte.
Alberto Sanchez muere en Moscú un
12 de octubre de 1962 y sus restos se encuentran en el cementerio Vedénskoye de la capital rusa.