Alfonso VII El Emperador

 Alfonso VII de León, el Emperador, fue el primer rey de la casa de los borgoñones que reinó en León. Fue coronado Emperador de España en un intento de reunificar todos los reinos del imperio bajo un solo gobernante.

 Tras la muerte de su padre, su madre Urraca volvió a casarse con el rey Alfonso de Aragón en un intento de conseguir los reinos de León y Castilla, cosa que provocó algún rechazo por parte de los nobles leoneses, que se rebelaron ante la posibilidad de que en caso de que ambos tuvieran un hijo este sería quien recibiría los derechos de sucesión a la corona. Alfonso de Aragón no obstante intervino para aplacar las revueltas, que encabezaba el obispo de Santiago de Compostela, aunque al final se terminó por firmar una serie de documentos en los que los reyes entregaban una donación a favor de algunas órdenes religiosas, complicando y diluyendo en la historia si al final hubo consenso o no.

 Con la muerte de Urraca Alfonso VII fue coronado rey de León y reclamó a la vez el reino de Castilla, enfrentándose de este modo a su padrastro y enviando ambos a sus ejércitos a la batalla, aunque esta nunca se produjo debido a otras situaciones que tuvieron que afrontar, lo que produjo que se firmara un acuerdo en el que establecían las fronteras entre Castilla y Aragón y zanjando la disputa. Tras la firma, Alfonso VII arrasó el condado gallego de Portucale que gobernaba su tía Teresa. Tras lograr que esta reconociera su soberanía sobre todas las tierras, esta se vio obligada a huir derrotada por su propio hijo, que comenzó una guerra que se convertiría a posteriori en la declaración de la soberanía independiente de Portugal.

 Tras la muerte de su padrastro sin tener un descendiente, Alfonso reclamó el trono de Aragón alegando que era descendiente de Sancho III, pero tanto la nobleza aragonesa como la navarra rechazaron la propuesta y eligieron a sus propios reyes. Tras conquistar territorios franceses y asegurar sus fronteras en el lado aragonés, se propuso recuperar las tierras que se encontraban en manos de los gobernantes musulmanes, entre los que había distintos pueblos, como los almorávides, los almohades y los bereberes.

 Alfonso VII falleció en un lugar que se desconoce, aunque actualmente se considera que fue cerca de Jaén, aunque otros apuntan a Viso del Marqués, en Ciudad Real.