Alfred Binet (nacido Alfredo Binetti) nació el 8 de julio 1857 en Niza, una ciudad que en ese momento formaba parte del Reino de Cerdeña. Inicialmente sus intereses se orientaban hacia el estudio de Leyes, pero pronto elegiría el camino de la biología y la medicina, especializándose en psicología de la educación.
El psicólogo francés en 1905 sería el primero en publicar un test de inteligencia, llamado "escala Binet-Simon", sentando las bases para las modernas pruebas de medición del coeficiente intelectual (IQ).
Después de la separación de sus padres (su padre era médico), se trasladó a París con su madre, artista y pintora. Allí estudió en la Sorbona, derecho, medicina y sobre todo ciencias naturales con el embriólogo Edouard-Gérard Balbiani, con cuya hija contrajo matrimonio en 1884.
A partir de entonces dirigió sus estudios hacia el campo de la psicología y trabajó con Jean-Martin Charcoten en el hospital Salpêtrière, donde comenzó a estudiar la hipnosis y la sugestión. Conoció a Henri Beaunis, quien en 1889 creó el laboratorio de psicología de la Sorbona, pero el encuentro clave en su carrera fue en 1892 con el psiquiatra Theodore Simon, que se ocupaba de niños anormales.
En 1895 fundó "Année Psychologique" la primera revista francesa de psicología.
En 1904, el Ministerio de Educación de Francia nombró una comisión para que estudiara métodos de educación para los niños de París, que tenía un desarrollo intelectual inferior a lo normal: se pensaba que si era posible dar cabida a estos niños en escuelas especiales, podrían lograr mejores resultados. Del comité también formaba parte Alfred Binet.
El primer problema a resolver era identificar los sujetos mentalmente más limitados: Binet pasó muchas horas con los niños, observándolos y sometiéndolos a varios tipos de preguntas. Elaboró a continuación una primera escala métrica compuesta de una serie de treinta problemas (o test), en un intento de proporcionar una evaluación sobre algunos aspectos de la inteligencia, como la capacidad de comprensión, capacidad de razonamiento lógico y capacidad de juicio. Los problemas planteados por Binet eran elegidos de modo que la referencia al conocimiento escolar fuera mínima.
Uno de los conceptos fundamentales que introdujo fue la edad mental. El paradigma para la evaluación de los resultados de las pruebas era que cada niño tenía una inteligencia correspondientes a tres años si conseguía resolver la mitad de las pruebas que normalmente podrían resolver los niños de esa edad; la inteligencia correspondía a cuatro años si el niño superaba al menos la mitad de las pruebas para una edad de cuatro años, y así sucesivamente.
Como medida del retraso mental, Binet utilizó la simple diferencia entre la edad mental del niño y su edad cronológica. Este sistema, sin embargo, no resultaba práctico porque no proporcionaba la magnitud del retraso. Un retraso de 2 años en una edad cronológica de 5 años, indica un límite intelectual muy grave, mientras que el mismo retraso contado, por ejemplo, en un niño de 14 años, sólo significa una ligera desventaja.
Entre 1908 y 1911 Alfred Binet y su colaborador Theodore de Simon, publicaron otras versiones de su escala de inteligencia.
En 1916 Lewis Madison Terman, de la Universidad estadounidense de Stanford, realizó una revisión adicional de la escala de Binet-Simon, incorporando la idea del psicólogo alemán William Stern, quien afirmaba que la inteligencia individual podía ser medida como cociente de inteligencia (IQ).
El test de Terman, también llamado "Escala de Inteligencia Stanford-Binet", evolucionó hasta los modernos test de inteligencia.
En 1894 Binet condujo uno de los primeros estudios psicológicos sobre el juego de ajedrez, analizando las habilidades cognitivas de los jugadores más talentosos. Asumió inicialmente que la habilidad en el ajedrez dependía de la calidad fenomenológica de la memoria visual, pero después de estudiar los resultados de su análisis, concluyó que la memoria es sólo una parte de la cadena cognitiva involucrada en el proceso de juego.
Una fase del test preveía que los jugadores tuvieran los ojos vendados debiendo, por lo tanto, jugar de memoria. Binet descubrió que sólo los maestros eran capaces de jugar con eficacia sin ver el tablero, mientras que tanto para los aficionados como para los jugadores de nivel medio, este método presentaba una enorme dificultad.
Alfred Binet murió en París el 18 de octubre 1911.