Asher Ginzberg

Ahad Ha-Am nació en un pequeño pueblo ucraniano en una familia jasídica.  Se desilusionó con el jasidismo a la edad de 13 años, la edad del Bar Mitzvá, madurez judía. Durante un tiempo se sintió atraído por la Ilustración judía que defendía la integración del judaísmo y el pensamiento moderno. Más tarde rechazó este pensamiento porque despreciaba las formas tradicionales del judaísmo y su tradición cultural, que él consideraba importantes. 

En Odessa, el centro de la vida judía en Ucrania, conoció almas afines que lo influenciaron tanto tanto como él las influenció. Esta primera experiencia de pasar de un mundo de pensamiento a otro, le enseñó a mirar con escepticismo las "causas". Escribió que los intelectuales judíos fueron avanzando y retrocediendo sin ningún sentido de orden. En un momento se les pedía a los judíos abandonar la tradición; en otro eran convocados para reafirmar la cultura nacional; e incluso otras veces se fijaban en los sistemas educativos modernos. Sugirió que los intelectuales judíos miraban a su pasado, encontraban una continuidad con el corazón del judaísmo, cuyos intelectuales escribian como un reflejo de una vida cultural viva, mas que como una sustitución de ella.

Ahad Ha-Am se convirtió en mentor de toda una generación de intelectuales judíos a través de sus escritos, que expresaban estas ideas. En 1889 publicó su primer ensayo, "Lo Zo Ha Derech" (Este no es el camino). Desde entonces hasta su reflexivo "Sakh Ha-Kol" (Recapitulación) escribió sobre temas de actualidad y de corrección que castigaban el intelectual judío. Su colección de ensayos "En el cruce" demuestra su creatividad sensible: investigó el significado de la ética judía como una respuesta al ensayo de un rabino reformista inglés en el cristianismo. "Ensayos sobre el ritual judío, el sabbath, y el significado de la tradición" se produjeron en respuesta a las críticas por la reforma y a los líderes judíos ilustrados. Su punto de vista, discursos y libros de Sion como un centro cultural más que como una simple realidad política o práctica, hizo avanzar el diálogo con los congresos sionistas.

En 1896 fundó un nuevo tipo de periódico hebreo - Hashiloah. El nombre es el del río mencionado por Isaías como uno que fluye lentamente, un símbolo del sionismo de Ahad Ha-Am. En ese periódico los principales intelectuales judíos Jaim Najman Bialik, más tarde poeta laureado de Israel; Chaim Weizmann; y otros, publicaron sus puntos de vista. En 1899 fundó una sociedad secreta, la B'nai Moshe (Hijos de Moisés). El nombre refleja su visión del papel profético de Moisés, que, a diferencia del sacerdote Aarón, se presentó como un profeta para castigar y corregir a las personas. Los sacerdotes debian servir a la gente y darles lo que necesitan. Los profetas eran un partido de oposición creativa. Aunque la sociedad secreta pronto se disolvió, el modelo de la oposición creativa de Ahad Ha-Am fue influyente entre los líderes judíos.

No sólo Ahad Ha-Am actuaba como mentor espiritual para pensadores y escritores judíos, sino que también era un activista comprometido. Visitó la tierra de Israel (entonces Palestina) cuatro veces en 1891, 1896, 1899, y 1911-y, finalmente, se estableció allí en 1921 hasta su muerte el 2 de enero de 1927. Cada una de estas visitas ocasionó un ensayo crítico. Estaba cada vez más convencido de la posibilidad de un renacimiento cultural judío en esa tierra, pero también veia claramente que otros problemas eran descuidado. Reconoció la cuestión ética planteada por la población musulmana, pero pocos lo escucharon. 

De 1903 a 1921 vivió en Londres. Fue activo trabajando en contra de la facción fanática anti-sionista entre los judios británicos asimilados. Tuvo estrechos vínculos con Chaim Weizmann y participó en las negociaciones que condujeron a la Declaración Balfour en noviembre de 1917, a pesar de ser cauteloso sobre su importancia real.

Cuando Ahad Ha-Am murió, fue honrado por judios en todo el mundo. Fue una fuerza que moderó los elementos prácticos del sionismo para que las preocupaciones espirituales y culturales tuvieran prioridad. Su renacimiento de la literatura judía y el estudio de la ética judía, hicieron él un líder del pensamiento judío, y su trabajo para el sionismo le valió el reconocimiento mundial.