Carmen Polo

Carmen jugó su rol -dependiendo de las inclinaciones políticas-, como esposa devota o heroína destinada a transformar su país. En 1926 nació María del Carmen, única hija de la pareja, llamada Carmencita Franco. Con la abdicación de Alfonso XIII y la proclamación de la Segunda República de España, la suerte del matrimonio pareció caer en descenso. El gobierno liberal desconfiaba de los militares, y abolió la Academia, que Franco encabezaba. Carmen alimentó su amargura, y su conservadurismo religioso confirmando su aversión a los liberales. A medida que el caos social y político se cernía sobre España, a mediados de la década de 1930, el gobierno colocó a los Franco en las Islas Canarias y los puso bajo vigilancia, con la esperanza de impedirle conspirar contra la República.

La guerra civil estalló en julio de 1936. Carmen llevó a su hija a Francia a bordo de un barco alemán, mientras que Franco llevó con éxito a la Legión Extranjera a España. Se reunieron con él dos meses más tarde. El 12 de octubre Carmen realizó uno de sus actos más famosos. Presente en las celebraciones del Día de la Raza en Salamanca, cuando el gran filósofo y educador español Miguel de Unamuno desafió públicamente los delirios anti-intelectuales del general Millán Astray, Carmen protegió al escritor acompañándolo a su casa. La victoria de Franco en 1939 la hizo suprema en España durante los siguientes 35 años.

Ella y Franco se mudaron al palacio de El Pardo, en las afueras de Madrid. Insistió en que los españoles la trataran casi como una reina: tocaban  la marcha real por ella en las funciones estatales y la llamaban La Señora. Carmen intentó reescribir los ancestros de su esposo para hacerlo más aristocrático. Su avaricia conocía pocos límites. Hizo fundir las medallas de oro presentadas por ciudades y provincias a su marido y coleccionó joyas y antigüedades de aduladores y buscadores de influencias. Aseguró el matrimonio de su hija con  Cristóbal Martínez Bordiu en una ostentosa boda real  y quedó encantada con el matrimonio de su nieta con Alphonso de Borbón-Dampierre, miembro de la vieja familia real de España.

Cuando Franco murió el 20 de noviembre de 1975, el rey Juan Carlos I le permitió permanecer en el palacio de El Pardo durante varios meses. Carmen se trasladó a un apartamento en Madrid, donde vivió en silencio hasta su muerte, el 6 de febrero de 1988.