Cesare Beccaria

Echado  de su casa después de la boda, fue alojada por su amigo Pietro Verri, quien durante algún tiempo, también le dio  apoyo financiero. En ese período leyó las "Cartas Persas" de Montesquieu, que lo llevó a acercarse al Iluminismo. Después de haber sido parte del  círculo de los hermanos Verri (también estaban Alexander y  Peter), escribió para la revista "El Café", y fue uno de los creadores, en 1761, de la Academia de los Puños.

En 1762 se convirtió en padre de Julia; mientras tanto, en este período le surgió el deseo de escribir un libro destinado a dar a luz una reforma en favor de la "humanidad sufriente" y, también debido a la insistencia de Alejandro Verri, protector de las personas encarceladas, y fue asi como en 1764 publicó (en un principio de forma anónima), el tratado "De los delitos y las penas", que se oponía la tortura y a la pena de muerte.

En particular, de acuerdo con Beccaria, la pena de muerte podía ser considerada una guerra de un estado completo contra un sólo individuo, y no podía ser aceptada porque el bien de la vida no podía estar a disposición de la voluntad del Estado mismo. Tampoco  tiene un efecto disuasivo suficiente para justificar su uso, ya que - según el filósofo milanés - el criminal tiende a tener miedo de la cadena perpetua o la esclavitud más que de la muerte: la primera constituye un sufrimiento repetido, mientras que la segunda es un mal definitivo y único.

En "De los delitos y las penas", a continuación, el jurista  propone la sustitución de la pena de muerte con trabajos forzados, útiles para demostrar la eficacia de la ley a través de un ejemplo prolongado en el tiempo y útil para la comunidad, que de este modo se ve resarcida  por el el daño causado; el trabajo forzado, al mismo tiempo, contribuye a salvaguardar el valor de la existencia humana, y tiene una acción de intimidación: la muerte del cuerpo es reemplazado por la muerte del alma.

En esta obra Beccaria también habla de los crímenes como violaciones de un contrato, mediante la adopción de un punto de vista claramente iluminista y utilitario de la Ilustración que lo llevó a creer que la pena de muerte y la tortura, más que injustas o humanamente poco aceptables, son simple y pragmáticamente  poco útiles.

No hay motivaciones de carácter religioso, sino razones prácticaslas que impulsaron la pluma del abogado de Milán, que también indicaba que el delito no debía ser identificado como una ofensa a la ley divina, ya que ésta no forma parte de la esfera pública sino de la conciencia individual de la persona. Por esta razón, ya en 1766, "De los delitos y las penas" fué puesto en el Índice de libros prohibidos por la distinción que se consagra entre el crimen y el pecado. 

Siempre en 1766 Cesare Beccaria se convirtió en padre de María, su segunda hija que nació con problemas neurológicos severos, mientras que al año siguiente nació el primer varón, Giovanni Annibale, pero murió poco tiempo después. Más tarde viajó a París, aunque de mala gana (hasta el punto de tener un ataque de pánico al momento de dejar  a su esposa y partir), para encontrarse con filósofos franceses dispuestos a conocerlo. Durante un tiempo, se alojó co el círculo del barón d'Holbach, pero poco después regresó a Milán, debido a los celos por su mujer.

En Italia, Beccaria - a pesar de su carácter  antipático y frágil, indolente y poco inclinado a la vida social - fue profesor de ciencias comerciales. En 1771 se unió a las autoridades austriacas, antes de ser nombrado miembro del Consejo Supremo de la Economía; ocupó este cargo durante más de veinte años (a pesar de las críticas de Pietro Verri y otros amigos, que lo señalaban como burócrata).

En 1772 nació Margarita, su cuarta hija, pero no sobrevivió más de unos pocos días. Dos años más tarde, el 14 de marzo de 1774, Teresa murió, probablemente debido a la tuberculosis o la sífilis. Después de poco más de un mes de viudez, Cesare firmó el contrato de matrimonio con Anna Conti Bernabé Barbo: menos de tres meses después de la muerte de su primera esposa, Beccaria se volvió a casarel 4 de junio 1774, provocando un gran escándalo.

Mientras tanto Julia, su primera hija, fue puesta pupila en un internado (aunque en el pasado Cesare había mostrado desprecio por los colegios religiosos) y permaneció allí un poco menos de seis años: durante este período Beccaria  la ignoró por completo, sin saber nada de ella e incluso llegando a pensar que no era su hija. Él estaba  convencido, de hecho, que Julia era el resultado de uno de las muchas relaciones que Teresa había tenido con otros hombres fuera del matrimonio.

En 1780 Julia salió del colegio acercándose a su vez los entornos de la Ilustración: dos años más tarde, Beccaria la dio en matrimonio al conde Pietro Manzoni, veinte años mayor que ella. En 1785 Cesare Beccaria se convierte en abuelo de Alessandro Manzoni (oficialmente hijo de Pedro, pero lo más probable es que fuera el hijo de Giovanni Verri, hermano de Alejandro y Pedro, amante de Julia) y futuro autor de "Los novios".

Cesare Beccaria murió en Milán el 28 de noviembre de 1794, a la edad de cincuenta y seis años, a causa de un derrame cerebral. Su cuerpo fue enterrado en el Cementerio de Mojazza, fuera de Porta Comasina, fuera del  lugar de la tumba familiar. En el funeral también estuvo el pequeño Alessandro Manzoni.