Charles Francis Richter nació el 26 de abril de 1900 en Hamilton, Ohio. A la edad de 18 años,
Richter asistió a comenzó a estudiar en la Universidad del Sur de California y más tarde asistió a Stanford, donde se graduó en 1920. En 1928 obtuvo su Ph.D. en el California Institute of Technology donde también conoció a su esposa, Lillian Brand, mientras trabajaba en su doctorado; se casó con ella ese mismo año.
Mientras trabajaba en el instituto, Richter colaboró estrechamente con un conocido científico, Robert Millikan, y pronto demostró ser un excelente estudiante. En 1927, la Fundación Carnegie, uno de los mayores institutos científicos de Estados Unidos, abrió un Laboratorio Sismológico. A Millikan se le pidió que eligiera a alguien para ayudarle en el laboratorio y escogió a Richter porque creía que cambiaría el curso de la sismología.
Richter formó parte del personal del Laboratorio Sismológico de la Institución Carnegie de Washington, Pasadena, California (entre los años 1927 y 1936; luego enseñó física y sismología en Caltech (1937-70) y trabajó en su Laboratorio Sismológico (fundado en 1936).
Con
Beno Gutenberg, un profesor de Caltech nacido en Alemania, desarrolló en 1935 la escala de magnitud que llegó a asociarse con su nombre. Basado en la grabación instrumental del movimiento del suelo, proporcionó una medida cuantitativa del tamaño del terremoto y complementó la antigua escala Mercalli, basada en la intensidad reportada de un terremoto. Richter también trazó mapas de zonas propensas a terremotos en Estados Unidos, Aunque desacreditó los intentos de pronosticar terremotos. Escribió (con Beno Gutenberg) Sismicidad de la Tierra y Fenómenos Asociados (1949) y Sismología Elemental (1958).
Richter murió el 30 de septiembre de 1985 en Pasadena, California. Fue un gran hombre que cambió la forma en que miramos los terremotos. Permitió tener un sistema común para medir los terremotos y definitivamente debería ser calificado como un científico asombroso. También es importante recordar que él no inventó el sismógrafo. Un hecho curioso es que
Richter realmente quería ser poeta. Escribió muchos poemas y cuentos aunque ninguno fue publicado. Su contribución a la ciencia ha sido una gran ayuda para los sismólogos de todo el mundo durante casi 80 años.