Dámaso Alonso

Escritor, poeta y miembro de la Real Academia de la Lengua Española, Dámaso Alonso nació a finales del siglo XIX y recibió el premio Miguel de Cervantes en el año 1978. Nacido en Madrid pero criado en Asturias, estudió en un colegio jesuita madrileño.

Aunque está considerado como un miembro de la Generación del 27, también se le incluye en la primera generación de la posguerra. Su formación incluye una licenciatura de Filosofía y Letras, también cursó estudios de historia y se licenció en la carrera de Derecho. Durante sus estudios universitarios, conoció a otras figuras de renombre como Salvador Dalí, Lorca o Pepín Bello, además de su gran amigo Vicente Aleixandre, de quién obtuvo su gran amor hacia la poesía labor que desarrollaría en primera persona un poco más adelante.

Colaboró en distintos medios escritos, como algunas revistas culturales, e hizo algunos análisis sobre la poesía de los cuáles incluso desarrolló algunas de sus ideas. Fue profesor en la Universidad de Oxford, puesto que abandonó a pesar dos años después para ocupar una cátedra en Lengua y Literatura españolas en la Universidad de Valencia. La Guerra Civil le puso en un dilema del que consiguió salir indemne y continuó trabajando en la enseñanza, consiguiendo la cátedra de Filología Románica, labor que desarrollo en la Universidad Complutense de Madrid, en la que tuvo el privilegio de formar a algunas de las nuevas generaciones de las letras españolas, algunos de los cuales llegaron a ser posteriormente compañeros suyos en la Real Academia de la Lengua.

Dámaso Alonso falleció no hace mucho tiempo como consecuencia de una simple gripe a la nada despreciable edad de noventa y un años, tras una larga vida llena de poesías y premios literarios, además de una gran aportación al campo de la estilística de los escritos.

Fue director de la Revista de Filología Española, y dentro de la editorial Gredos fundó una colección denominada Biblioteca Románica Hispánica. Se alzó con la presidencia de la Real Academia de la Lengua y su labor estuvo dirigida durante ese tiempo en tratar de unificar el trabajo de todas las academias de lengua española que funcionan en América para que el español no quedara fragmentado como resultado de los cambios lingüísticos que proponen cada una de ellas. Todos estos esfuerzos y su innegable labor en pro de la lengua española le valieron formar parte de la membresía de otras academias de prestigio en el mundo de las letras.