Edmund Henry Hynmann Allenby

Edmund Henry Hynman Allenby fue un mariscal de campo y vizconde británico que participó en las guerras de los Bóers, concretamente en la segunda, además de formar parte de la comandancia del ejército británico durante la Primera Guerra Mundial en Oriente Medio.

Se hizo con varias plazas de importancia, como Jerusalén tras derrotar al ejército otomano en Gaza y junto con las victorias de Meguidó, Alepo y Damasco arrebataron el control de Siria a los turcos. Tras el fin de la Gran Guerra fue nombrado alto comisionado de Egipto y Sudán, labor que realizó durante seis años, cuatro de ellos con un cargo más o menos testimonial puesto que Egipto había sido declarado estado soberano en el 1922. Con la declaración de Etiopía como estado soberano independiente también, Allenby abandonó su cargo, se retiró del servicio activo en el ejército y regresó a su país. Para ese tiempo ya había recibido grandes honores y títulos, como los de vizconde de Felixtore o su ascenso militar al título de mariscal de campo. Se le recuerda como el último gran militar del ejército británico de la caballería montada, y su estrategia combinó de un modo brillante el uso de caballería con otros elementos motorizados.

Tras su retirada del servicio activo, Allenby y su esposa realizaron una gira alrededor de Estados Unidos, donde su fama se había hecho notable. Algunos historiadores aseguran que durante algún tiempo incluso llegó a ser más conocido y reputado en los Estados Unidos que el Propio Thomas Edward Lawrence, más conocido como Lawrence de Arabia.

Tras todo este periplo fue invitado a una serie de conferencias acerca de la campaña de Palestina junto con el general Archibald Murray. Durante esas conferencias surgieron algunos interrogantes incómodos, como el riesgo que se corrió al trasladar todo el frente de occidente a Palestina para vencer, algo que se respondió más adelante asegurando que era vital ya que el ejército aliado estaba a un paso de perder la guerra y de que Alemania se hiciera con el control de los Balcanes y todo el Este de Europa, para que de este modo Alemania no pudiera tener un camino fácil para poder hacerse con la India.

En un viaje de pesca en la Patagonia argentina, un aneurisma cerebral acabó con su vida a la edad de setenta y cinco años. Su cuerpo fue trasladado a su país, donde fue incinerado y enterrado en la Abadía de Westminster.