Emilio Botín nace en Santander,
Cantabria el 1 de octubre de 1934. Estudia en Gijón en el Colegio de la Inmaculada de la Compañía de Jesús y se licencia en Derecho en la Universidad de Valladolid y en Economía en la
Universidad de Deusto en Bilbao.
Proveniente de una familia de banqueros ingresa en el
Banco de Santander y en poco tiempo escala posiciones hasta sustituir a su padre en el cargo de presidente. Sus metodos son muy revolucionarios y rompe pactos con otras entidades por no estar de acuerdo con su "modus operandi". Pacta con otros bancos extranjeros en Portugal, Francia, Reino Unido, Alemania, Italia y Marruecos. Participa en la compra de otros bancos en toda América.
Se casa con la marquesa
Paloma O'Shea y tiene seis hijos; Ana Patricia, Carmen, Emilio, Jorge, Federico y Javier. Carme Botín fue la esposa del campeón de golf Severiano Ballesteros.
Emilio Botín adquiere Banesto de una forma un tanto peculiar por lo que la
Fiscalía Anti-Corrupción investiga al banco y amputa un delito fiscal al banquero.
Poco tiempo más tarde, se fusiona con el Banco Central Hispano, naciendo de esta unión el Banco Santander Central Hispano que según la revista
Euromoney es el mejor banco del mundo por su forma de autogestionarse y darse a conocer en muchas ciudades del mundo.
Emilio Botín posee el mayor número de acciones de su banco, siendo su participación del 0,951% con un total de 78, 738 millones de acciones.
En cada fusión se rumorea sobre algunos detalles poco claros es por esto que la Fiscalía Anticorrupción a iniciado investigaciones con las fusiones del Banco Santander con el
Central Hispano y Banesto. También ha sido investigado tanto el como sus hijos por la supuesta estafa y evasión de impuestos en cuentas suizas.
En este tipo de investigaciones se han nombrado a directivos bancarios de renombre como; Rafael Alonso Botín, Matías Rodríguez Inciarte, Rodrigo Echenique Gordillo, Ignacio Benjumea Cabeza de Vaca, Juan Carlos Rodríguez Cantarero, Dimas Blanco Valdivieso, José Luis Díez Fernández, Juan Secades, José María Espí, Ángel Corcóstegui y José María Amusátegui.
Aún así, han tenido la suficiente habilidad para evadir causas judiciales y no se ha podido demostrar ningún tipo de culpabilidad o delito en sus acciones.