Francisco González Bocanegra

En 1827, la familia González se trasladó hasta el puerto de Cádiz, España, regresarondo a San Luis Potosí, en 1836, donde Francisco pasó tiempo trabajando en el comercio de su padre. 

En 1846 se trasladó a la Ciudad de México, comenzó a publicar sus primeros poemas y se hizo miembro de la Academia de Letrán. Bocanegra también trabajó como censor de teatro y fue nombrado director del periódico oficial. 

En 1850 fundó y fue presidente de la Escuela Hidalgo. 

En 1853, el presidente de México Antonio López de Santa Anna llevó a cabo un concurso para componer el Himno Nacional Mexicano. A medida que la fecha límite de presentación se acercaba, Bocanegra se encontraba desmotivado para participar; pero un día, mientras se encontraba en la casa de su prima y prometida, Guadalupe González del Pino y Villalpando, Bocanegra se encontró encerrado en una habitación con nada más que un escritorio, papel y lápiz. Su novia con severidad le informó que no iba a abrir la puerta hasta que  completara el poema. Bocanegra, de repente inspirado, completó el poema "Mexicanos, al Grito de Guerra" en aproximadamente 4 horas y lo deslizó por debajo de la puerta. 

Su presentación fue elegida por unanimidad por los jueces del concurso y la composición musical de Jaime Nunó titulado, "Dios y Libertad" fue elegida para acompañar la letra de Bocanegra. La canción terminada fue llamada "Himno Nacional Mexicano" y se interpretó por primera vez el 15 de septiembre 1854 (Día de la Independencia de México) en el Teatro Santa Anna luego convertido en Teatro Nacional. 

El poema original constaba de 10 versos, pero después de la derrota del país en la guerra mexicano-americana, la estrofa IV fue prohibida porque hacía referencia a Antonio López de Santa Anna, culpado por la derrota; así como la estrofa VII, relativa al primer emperador mexicano Agustín de Iturbide, quien fue exiliado y ejecutado. Hoy sólo se canta el coro del principio, entre estrofas I, V, VI y X, en el final 

Bocanegra se casó con Guadalupe y tuvo cuatro hijas: Elisa, Guadalupe, Ángela y María de la Luz. Fue empleado público hasta 1861, cuando fue perseguido por los enemigos de la administración y tuvo que refugiarse en la casa de un amigo. Allí murió de tifus el 11 de abril de ese mismo año y sus restos fueron enterrados originalmente en el cementerio de San Fernando.

En 1901 sus restos fueron trasladados al cementerio de Dolores; en septiembre de 1932, se colocaron por primera vez en la Rotonda de los Hombres Ilustres y, finalmente, en 1942 se colocaron junto a las del compositor Jaime Nunó