|
Nació: | 07 Octubre 1873 | España |
Falleció: | 06 Mayo 1941 |
Signo del zodiaco: | Libra |
Periodista, y político revolucionario, Gabriel Alomar nació en Mallorca en el tercer cuarto del siglo XIX, y se considera todo un baluarte del movimiento modernista catalán.
Su labor se centró sobre todo en potenciar el catalanismo a pesar de criarse en una sociedad y una época de lo más conservador. Se involucró mucho en el movimiento nacionalista catalán durante su estancia en Barcelona, donde trabajó como periodista y escritor de poemas. A pesar de sus ideas radicales, fue nombrado embajador de España en Italia durante la Segunda República, aunque tras la Guerra Civil fue depuesto y se vio abocado al exilio en Egipto, lugar que fue su hogar hasta su muerte en mil novecientos cuarenta y uno.
Antes de todo eso se ganó una cátedra en Lengua y Literatura castellanas que le llevaron hasta Gijón, y aunque no la ocupó nunca su nombre aparece en los anales de la historia, dato que se puede corroborar en la Guía Oficial de España de mil novecientos doce.
Junto con otros dos compañeros fundó el partido político independentista que hoy se conoce como Esquerra Republicana de Catalunya, aunque colaboró en medios de comunicación nacional como el diario el Imparcial. No obstante, en una de las columnas que escribió durante la conmemoración del duodécimo centenario de la Batalla de Covadonga expuso su ideología antiespañola, exaltando el islamismo radical y la supremacía de la raza aria como referentes de civilización y cultura.
Como militante de su partido político se le eligió diputado por Barcelona en las Cortes españolas hasta el mil novecientos veinte, tras lo cual volvió a su ciudad natal para hacerse cargo de la cátedra de latín, que fue transformada en la cátedra de Historia de la Literatura españolas.
Con el nacimiento de la Segunda República volvió a ser nombrado diputado por Barcelona y Baleares formando parte de las Cortes constituyentes de mil novecientos treinta y uno. Como diputado por Baleares, sembró la polémica al asegurar que las islas no deberían tener un estatuto propio sino que deberían pasar a formar parte de todo el estado catalán e independizarse del estado español, algo que no resultó del agrado de los independentistas baleares que para ese entonces no consideraban el catalanismo como una vía aceptable.
Como ministro de la República en el Cairo, con la caída del régimen de izquierdas se vio obligado a mantenerse exiliado en Egipto hasta que murió tras ejercer como profesor y periodista.