George Gershwin

Nacido en Brooklyn, Nueva York el 26 de septiembre de 1898 y fallecido en Beverly Hills, California, el 11 de julio de 1937 se llamaba en realidad, Jacob Gershovitz. Era hijo de inmigrantes rusos judíos que habían llegado a Estados Unidos persiguiendo el “sueño americano”.

Su aprendizaje autodidacta del piano fue el resultado de su talento que se manifestó a muy temprana edad, por lo que su padre resolvió que recibiera clases con Charles Hambitzer, con quien conoció a Franz Liszt, Frederic Chopin y Claude Debussy, además de otros compositores considerados clásicos.

Su empecinamiento en relación a la música fue tan marcado que lo llevó a abandonar su formación escolar tradicional para ir a trabajar en una editorial de música, en donde se sentaba al piano e interpretaba las canciones de moda. En ese momento, sus referentes musicales eran los triunfadores de Broadway Irving Berlin y Jerome Kern. 

El público que lo escuchaba se encantaba con él, y quizás fue esto lo que lo llevó a intentar sus primeras composiciones, que le dieron cierto renombre, al punto que esto le permitió que le dieran la oportunidad de escribir su primer musical para Broadway, La, la, Lucille, que tuvo un éxito inmediato, dando inicio a su brillante carrera como compositor musical.

Los títulos que siguieron como Lady be good, oh kay, Funny face, Girl crazy y Of thee I sing consolidaron de manera indudable su carrera y la fama y la popularidad que alcanzó superó ampliamente a la de sus héroes Berlin y Kern.

Como su sueño era componer música para salas de concierto, inició el trabajo para este tipo de composiciones a partir de la década de 1920, que lo llevó a su primer estreno en el Aeolian Hall de Nueva York, el 12 de febrero de 1924 de su famosa Rhapsody in blue. Como se trataba de una obra nueva, se generó algún tipo de polémica a su alrededor, pero poco a poco logró conseguir un puesto reconocido en el repertorio para solistas y para orquestas.

A pesar de ese relativamente fácil triunfo, Gershwin continuó sus estudios de música porque era consciente de la poca formación técnica que tenía y ya con más fluidez compone su Concierto para piano en fa en 1925.

Con su escasa formación formal, decide profundizar n la composición, comprendiendo que él solo contaba con su intuición, por lo que acudió a Igor Stravinsky, quien le preguntó: “¿Cuánto dinero ganó usted el año pasado?” y Gershwin con cierta incomodidad respondió: “200.000 dólares”, a lo que Stravinsky replicó: “Entonces yo debería tomar clases con usted”. Pero más allá de la anécdota, Stravinsky lo que le dijo era que no consideraba que su intuición fuera un obstáculo en su carrera como compositor.

Por su parte Maurice Ravel tampoco quiso darle clases con un argumento irrebatible: “usted perdería su gran espontaneidad melódica para componer en un mal estilo raveliano. ¿Para que quiere ser un Ravel de segunda, cuando puede ser un Gershwin de primera?

Entretanto sus intentos por mejorar su formación musical escribió una pieza sinfónica Un americano en París, que se convertiría en una de las piezas más famosas y conocidas de su repertorio, llegando a ser considerada baluarte de algunas orquestas sinfónicas alrededor del mundo entero.

A su regreso a América compone la ópera Porgy and Bess que retrataba la vida de una comunidad negra en el sur de Estados Unidos y a pesar de algunas criticas, rápidamente su éxito se impuso en los principales escenarios del mundo.

Se muda a California y empieza a componer música para películas, pero sus frecuentes y fuertes dolores de cabeza lo llevan a examinarse, sin que los exámenes arrojaran ninguna pista de las posibles causas. El 9 de julio de 1937 Gershwin colapsa y entra en un estado de coma del que nunca regresaría y es entonces cuando se le diagnostica un tumor cerebral y a pesar de lo esfuerzos de los médicos locales y de la ayuda de la Casa Blanca para que fuera operado por el mejor neurocirujano especialista en cerebros, Gershwin fallece el 11 de julio cuando aun no cumplía los 39 años de edad y sumiendo a la nación en un estado de tristeza inmenso.