Giacomo Balla

Balla nació en la ciudad de Turín (Italia) el 18 de julio de 1871 y falleció en Roma, el 1 de marzo de 1958.

Fue uno de los primeros líderes del divisionismo italiano, movimiento artístico surgido del puntillismo. Su actividad creativa fue muy intensa durante la década de 1910, centrándose en el análisis tanto del dinamismo como de la luz, llegando, en 1915 a una nueva fase de la investigación pictórica. Más tarde se convirtió en el principal exponente del futurismo, firmando junto con Marinetti y otros futuristas, los manifiestos que confirmaron los aspectos teóricos de este movimiento.

Ya en su adolescencia Balla había mostrado una predilección por el arte, abordando el estudio del violín, pero abandonó la música para pintar y dibujar; durante esa época, su padre le transmitió su pasión por la fotografía, iniciándolo en una técnica fundamental para su formación. Después de la secundaria, Balla decidió asistir a la Accademia Albertina, donde estudió perspectiva, anatomía y composición geométrica.

A su egreso de la Academia, fue contratado en 1891 por un fotógrafo, pintor, cuyo estudio era uno de los más famosos de Italia, frecuentado por la aristocracia y la alta burguesía de Turín y también por personas como Edmondo De Amicis y Pellizza Volpedo.

En 1895 Balla dejó Turín para establecerse en Roma. En la capital fue un vanguardista de la nueva técnica divisionista, ganando de inmediato un buen número de estudiantes interesados en este movimiento. 
En 1897 se comprometió con Elisa Marcucci.

Durante los años de la Primera Guerra Mundial, Balla perseguió la idea de un arte total definido arte y acción futurista; después de la muerte de Boccioni en 1916, se convirtió en líder indiscutible del movimiento. Sus ideas se exponen en estas palabras: "Nos futuristas, Balla y Depero, queremos realizar esta fusión total para reconstruir el universo alegrándolo, es decir, re-creándolo completamente". En este sentido, diseñó los decorados de "Feu d'artifice" de Igor Stravinsky en 1917, ballet puesto en escena en el Teatro Costanzi de Roma. También creó muebles y accesorios; y participó en las secuencias de la película "La vida futurista" (1916).

En 1914 salió el "Manifiesto contra el vestido neutral"; allí, Balla decía que quería reemplazar el antiguo, oscuro y pesado vestuario de los hombres, con otro de mayor dinamismo y asimétrico y colorido, que rompiera con la tradición y se adecuase al concepto futurista de la modernidad y el progreso. La combinación de colores también debía ser diseñada para crear un vivaz efecto de simultaneidad, que armonizara con el espacio urbano moderno.

En octubre de 1918 se publicó el "Manifiesto del color" , donde analizó el papel del color en la pintura vanguardista.

En el marco de su adhesión al Futurismo, que Balla sostuvo intensamente, se recuerda que, en 1926, esculpió una estatuilla que llevaba en su base la inscripción "He venido a dar un gobierno a Italia". La obra fue entregada directamente a Mussolini, quien la recibió con agrado. 

En los años treinta Balla se había convertido en el artista por excelencia del fascismo, muy apreciado por la crítica. En 1933 realizó la obra "Marcha sobre Roma (hacia la velocidad abstracta)" que, al parecer, fue encargada por el propio Mussolini. En 1937, sin embargo, Balla escribió una carta al diario "Perseo" en la que se declaraba ajeno a las actividades futuristas. A partir de ese momento Balla fue dejado de lado por la cultura oficial, cayendo en el ostracismo hasta la post-guerra, cuando fueron re-evaluadas sus obras y las de los futuristas en general.

Balla murió en Roma el 1 de marzo 1958 a la edad de 87 años. Sus restos descansan en el Cementerio Campo Verano de Roma.