Gioacchino Rossini nació en Pesaro, Italia, el 29 de febrero de 1792, en una familia de músicos: su padre eracornista; su madre se convirtió en una exitosa cantante de ópera. Cuando tenía 4 años, la madre de
Gioacchino lo llevó a Bolonia, donde el niño recibió instrucción en canto, teoría, teclado y varios otros instrumentos. En los primeros años de su adolescencia, era ya un experto pianista acompañante, tocaba a veces con su padre en la orquesta de la ópera y había empezado a componer música.
Durante su entrenamiento musical formal en el Liceo Comunale en Bolonia (1807-1810), Rossini compuso prolíficamente. Su primera ópera fue Demetrio e Polibio, escrita en 1809, pero su primer trabajo puesto en escena fue la ópera cómica La cambiale di matrimonio, compuesta en 1810 e interpretada éxitosamente en el Teatro di S. Moise en Venecia, ese mismo año.
El éxito le llegó rápidamente al joven compositor. Escribía con rapidez y fluidez, en un estilo agradable tanto para los cantantes como para el público. La pietra del paragone fue puesta en escena con gran aclamación en La Scala de Milán en 1812; Tancredi se convirtió en un verdadero éxito internacional tras su estreno en Venecia el año siguiente. Las óperas fluían de su pluma a razón de tres o cuatro al año. En 1815 los teatros San Carlo y Del Fondo en Nápoles lo contrataron como director musical, y sus obligaciones incluían escribir una nueva ópera cada año para cada teatro. Elisabetta, regina d'Inghilterra, su primera obra para Nápoles, tuvo un enorme éxito.
Rossini permaneció en Nápoles hasta 1822; durante este período también compuso obras para otras ciudades como Roma, Milán, Venecia y Lisboa. Almaviva, ossia la inutile precauzione, basada en Le Barbier de Séville de Pierre Caron de Beaumarchais, fue mal recibida en ocasión de su primera presentación en Roma en 1816, pero pronto (rebautizada como Il barbiere di Siviglia) tuvo un éxito increíble en Italia y en todo el mundo, convirtiéndose en una de las obras más cantadas en toda la historia de la ópera. La Cenerentola, basada en la historia de Cenicienta y estrenada en Roma en 1817, fue también muy exitosa; estas dos óperas cómicas establecieron indiscutiblemente a Rossini como el compositor operístico más exitoso de la época.
1822 fue un año decisivo para Rossini en muchos aspectos. Fue a Viena para presentar varias de sus óperas en alemán, se casó con la famosa cantante Isabella Colbran, que había estrenado con gran éxito muchas de sus óperas, y trabajó con mayor cuidado que de costumbre en la nueva ópera, Semiramide, para Venecia. La mala recepción de esta obra le convenció de que las audiencias italianas ya no eran las adecuadas para lo que él quería componer, y decidió no escribir más óperas para estrenar en su país natal. Más tarde, ese mismo año, viajó a Inglaterra, donde fue recibido de manera real y obtuvo buenos beneficios de las diversas interpretaciones de sus obras. También cantó algunas de sus propias composiciones vocales.
En 1824 Rossini aceptó convertirse en director musical del Théâtre Italien en París. Revisó varias de sus primeras óperas para adaptarlas a las convenciones de la escena francesa, presentándolas con gran éxito. Escribió sus últimas dos óperas para París: Le Comte Ory (1828) es una de las óperas cómicas francesas más brillantes e ingeniosas de todos los tiempos; Y Guillaume Tell (1829), un espectacular trabajo de cinco actos integrando solistas, coros, orquesta, bailarines y elaborada escenografía, se convirtió en un modelo para toda una generación de la ópera francesa. Permaneció en París hasta 1836, cuando regresó a Bolonia, donde fue director honorario del Liceo Comunale. Los disturbios políticos forzaron su traslado a Florencia en 1847, un año después de su unión con su segunda esposa, Olimpia Alessandrina Pélissier. En 1855 regresó a París, permaneciendo allí hasta su muerte el 13 de noviembre de 1868.
El aspecto más curioso de los últimos años de Rossini es que no escribió ninguna ópera después de 1829. Conservó un vivo interés en la escena musical, compuso cantatas ocasionales, obras religiosas como el Stabat Mater y Petienne Messe Solennelle de 1864 y varios cientos de "Álbumes" para piano, voz y piano, y varios instrumentos, pero nunca más intentó una ópera para el escenario. Era un hombre rico, encantador e ingenioso, muy solicitado socialmente y cómodo aun con aquellos hombres cuyas ideas sobre la música estaban en conflicto con las suyas. Gran parte de su gran patrimonio fue a la dotación de un conservatorio de música en Pesaro. En 1887 fue enterrado nuevamente en la iglesia de Sta Croce, Florencia.