Giuseppe Cesari, también conocido como
Caballero de Arpino, era hijo de un pintor de imágenes votivas. Nació en 1568, probablemente en el pequeño pueblo de Arpino, situado entre Roma y Nápoles.
Después de trasladarse a Roma, probablemente en 1582, fue aprendiz de Nicolò Circignani, un pintor de estilo manierista desarrollado en Roma bajo la influencia de Federico Zuccaro. Cesari participó en la decoración del Logge de Gregorio XIII en el Vaticano y en proyectos posteriores ejecutados por grupos de artistas que trabajaban bajo la dirección de Circignani. Muchas comisiones papales de finales del siglo XVI fueron entregadas a equipos tan bien organizados de artistas que podían ejecutar rápidamente los grandes ciclos narrativos requeridos por la Iglesia de la Contrarreforma. En este ambiente, Cesari encontró una oportunidad para desarrollar su talento precoz y experimentar los estilos de otros pintores, particularmente Cristoforo Roncalli (Il Pomerancio, 1552-1626), un compañero de estudio de Circignani. El color suave y transparente del estilo temprano de Cesari es cercano al que se ve en las obras de Giovanni de Vecchi (1536-1615), Andrea Lilio (1555-1610), Francesco Vanni (1563-1610), y otros que trabajaban en el estilo de Federico Barocci (1535-1612).
Cesari recibió su primera comisión independiente en 1588, a la edad de 20 años, para realizar los frescos en San Lorenzo en Dámaso (perdido pero conocido a través de copias). Estos frescos rompieron con el estilo de su maestro Circignani y reflejaron el estudio de los ciclos de frescos romanos anteriores de Girolamo Muziano (1532-1592), un bresciano entrenado en Padua. Los frescos de Cesari en S. Lorenzo se caracterizan por sus composiciones simétricas, su claridad narrativa lograda a través de la frontalidad y la esquematización, y una figura canónica más grande e imponente.
Cesari siguió desarrollando este estilo en una serie de grandes comisiones ejecutadas en Roma y Nápoles durante la década de 1590. En los frescos de la Capilla Olgiati en S. Prassede, Roma, hizo una ruptura significativa con el anterior decorado romano del techo, creando una expansión realista de la bóveda que podia reflejar la experiencia de los techos italianos del norte durante un probable viaje en 1590-1593.
La posición de Cesari como el pintor más prominente de Roma le posibilitó tanto la comisión de las escenas de la historia romana en el Palazzo dei Conservatori en 1595 (ejecutado 1595-1640) como el establecimientio de vínculos cercanos y personales con la corte papal. Fue hecho Cavaliere di Cristo por el Papa Clemente VIII por sus logros en la supervisión de la decoración del transepto de la Basílica Lateranense (1599-1601); su propia contribución fue la Ascensión sobre el altar mayor.
Además de ejecutar comisiones para grandes ciclos de frescos y numerosos retablos, Cesari se especializó en pequeños cuadros realizados para clientes privados, tanto romanos como extranjeros. Estos cuadros de estudio eran muy diferentes a los de sus contemporáneos romanos y amplió un mercado anteriormente servido por extranjeros o artistas que trabajan fuera de Roma.
Aunque nunca se adaptó a los radicales cambios producidos en la pintura romana por su antiguo estudiante
Caravaggio y por
Annibale Carracci y sus seguidores,
Cesari siguió recibiendo importantes comisiones hasta su muerte en 1640.
Cesari no tenía seguidores como tal, pero su arte era de importancia para algunos de sus contemporáneos. Tanto Caravaggio como Andrea Sacchi estudiaron con él al principio de sus carreras y continuaron expresándole admiración y respeto.