Gonzalo Fernández de Córdoba

Gonzalo Fernández de Córdoba y Enríquez de Aguilar nació en Montilla el 1 de septiembre de 1453. Ingresó a la corte castellana a la edad de 13 años. En 1474 Isabel I de Castilla heredó el trono, pero casi de inmediato tuvo que pelear una guerra civil para conservar su nuevo título. Córdoba llegó a la fama durante esta lucha, y luego participó en las etapas posteriores de la conquista de Granada. En 1492 fue uno de los dos comisionados elegidos para negociar la rendición final de Granada, a pesar de tener poco menos de treinta años.

En 1495 fue enviado a Sicilia para apoyar la intervención de Fernando de Aragón contra Carlos VIII de Francia, quien había reclamado e invadido el Reino de Nápoles (Primera Guerra Italiana), tomando Nápoles a través de los primos de Fernando. Luego, Carlos se encontró en el blanco de una coalición considerable que incluía al emperador Maximiliano, Isabel y Fernando de España, Venecia y sus antiguos aliados en Milán. Decidió retirarse hacia el norte, dejando a Gilbert, duque de Montpensier, como su virrey en Nápoles. Mientras Carlos se retiraba hacia el norte, Córdoba y Fernando de Nápoles se preparaban para regresar a tierra firme.

La primera batalla de Córdoba en Italia fue una rara derrota. En el verano de 1495 desembarcó en tierra firme con un ejército que incluía un contingente considerable de hombres con experiencia en los combates en Granada. Este ejército se encontró con una fuerza francesa comandada por Bernard Stuart, señor de Aubigny en Seminara (28 de junio de 1495), y fue derrotado por sus mercenarios suizos. Se dice que esta derrota desencadenó las reformas cordobesas de la infantería española, que las convirtió en una gran arma para ganar batallas e hicieron que los tercios españoles fueran temidos en toda Europa. La contribución de Córdoba a ese desarrollo fue crear una fuerza que combinara arcabuceros y piqueros, obteniendo lo mejor de ambas armas.

Fernando se trasladó por la costa a Nápoles y en julio era recibido en  la ciudad. Montpensier se rindió en Aversa en julio de 1496 y para fines de año habían caído las últimas fortalezas francesas.

Córdoba permaneció en Italia el tiempo suficiente para ayudar al papa Alejandro VI a retomar la fortaleza de Ostia, que todavía estaba ocupada por los franceses. Fue recompensado con el Estoque bendito y la Rosa de Oro.

En 1500, Córdoba regresó a Italia a la cabeza de un ejército más grande. Esta vez, la razón oficial de su presencia fue la amenaza otomana, y de hecho participó en una campaña conjunta con los venecianos, capturando la isla de Cefalonia (diciembre de 1500). Sin embargo, detrás de escena, Fernando de Aragón y Luis XII, el nuevo rey de Francia, llegaron a un acuerdo secreto para dividir el reino de Nápoles. La Segunda Guerra Italiana comenzó en el norte, con una invasión francesa poco impresionante del Ducado de Milán, que tuvo que ser conquistada dos veces (1499 y 1500). Los aliados temporales luego invadieron Nápoles. Córdoba se convirtió en virrey de Nápoles.

A principios de 1502, el Gran Capitán asedió Taranto, uno de los últimos lugares que ocupó la dinastía napolitana. La ciudad finalmente cayó cuando Córdoba llevó una flota por tierra hasta la bahía interior de Taranto atacando donde no había defensas (marzo de 1502).

Los franceses y los españoles pronto se enfrentaron, con las tropas francesas tomando  áreas que probablemente habían sido asignadas a los españoles. Al principio, los franceses tuvieron la ventaja, y durante ocho meses, Córdoba fue bloqueado libremente en Barletta por Louis d'Armangnac, duque de Nemours. Los refuerzos españoles llegaron por mar. Córdoba atacó a los franceses y obtuvo una gran victoria en Cerignola (28 de abril de 1503). Su infantería reorganizada jugó un papel importante en la batalla, cuando la infantería española atrincherada derrotó un ataque francés con fuego de arcabuz. Nemours fue asesinado en la batalla. Los hombres de Córdoba capturaron Nápoles el 13 de mayo y en junio comenzaron el asedio de Gaeta.

Los franceses pronto se reorganizaron, y en octubre Córdoba se vio obligada a retirarse de Gaeta. Se llegó a un punto muerto en el río Garigliano cerca de Cassino. Ambas partes sufrieron pérdidas en escaramuzas y fiebre del pantano, antes de que llegaran los refuerzos españoles. Una vez más, Córdoba aprovechó esto y lanzó un ataque flanqueante a través del estuario del río. La batalla resultante del Garigliano (28-29 de diciembre de 1503) fue una segunda gran victoria española, y efectivamente terminó con la amenaza francesa a Nápoles. Aunque los franceses continuaron reclamando Nápoles durante las largas guerras italianas, nunca más volvieron a amenazar seriamente el control español del área.

Córdoba permaneció en Nápoles como virrey hasta 1507, cuando Fernando llegó personalmente para ser confirmado como Rey de Nápoles. Cuando Fernando partió hacia España, se llevó a Córdoba con él, terminando efectivamente su carrera militar (su carrera había sido en la corte de la reina Isabel de Castilla, pero su muerte eliminó su principal apoyo en la corte española). Se habló de darle el mando del Ejército de la Liga Santa después de la aplastante victoria francesa en Ravena en 1512, pero al final nunca sucedió. Recibió una comisión para reclutar tropas y había reunido una fuerza de varios miles de hombres, pero el final de la crisis provocó que Fernando anulara la comisión. Córdoba murió en 1515, a los 62 años.