Henry Dunant nace en
Ginebra el 8 de mayo de 1828, hijo de
Jean-Jacques Dunant y su esposa
Antoinette Dunant-Colladon. Durante su juventud participó en diferentes movimientos cristianos siendo a su vez comerciante y banquero de refutada posición. Su familia ayudaba a los desamparados, huérfanos, presos liberados, enfermos y pobres, siendo de personalidad fuertemente altruista, Henri visitó
Toulont, viendo las malas condiciones en las que vivían la mayor parte de los presos franceses.
En 1859 en una visita de negocios a
Argelia, observó las duras condiciones del enfrentamiento entre el ejército de Austria y el franco-piamontés, en la guerra de la unificación de
Italia. Quedó decepcionado e impresionado a la vez por aquel espectáculo sangriento y pudo observar también la ineficiencia de los servicios sanitarios. Debido a todo ello escribió una denuncia en su libro " Un recuerdo de Solferino ", que publicó en 1862.
En Argelia fundó un negocio de cultivo y comercialización del maíz que no fue muy apoyado por las autoridades coloniales así que se decidió por reunirse con el emperador francés Napoleón III con el fin de obtener apoyo en sus negocios.
Cada vez se sentía más implicado por las terribles desgracias que veía allí donde iba. Los muertos y heridos quedaban agonizantes en el campo de batalla sin ningún tipo de ayuda. Henry Dunant organizó ayudas de la población civil para socorrer a los heridos y comenzó a levantar hospitales de campaña y convenció a los habitantes de todas las regiones de socorrer al moribundo sea cual sea su nacionalización. Fue el creador del
botiquín o maletín de primeros auxilios.
Comercializó su libro anteriormente mencionado ( Un recuerdo de Solferino ) con el fin de concienciar a las autoridades de todo el mundo de crear una organización neutral para socorrer a los heridos en cualquier guerra del mundo, creando un comité de cinco personas y formando el
Comité Internacional de la Cruz Roja.
La dedicación por esta causa humanitaria hizo que gastase mucho dinero quedando arruinado en el año 1867, siendo a su vez perseguido por múltiples deudores y pidiendo ayuda a
Napoleón III, el cual le prestó apoyo. Aún así, no le fue de gran ayuda y tuvo que exiliarse en
Inglaterra.
Al cabo de un tiempo viaja a
Suiza debido a sus múltiples enfermedades y muere el 30 de octubre de
1910, siendo recordado con el premio nobel de la paz en
1903.