Isaac Albéniz fue un destacado compositor y pianista, cuyas piezas cambiaron el panorama musical de la España posromántica.
Nacido el 29 de mayo de 1860 en Camprodon, una pequeña localidad de la provincia catalana de Girona,
Isaac Manuel Francisco Albéniz y Pascual es reconocido por su música para piano que evoca brillantemente el espíritu de España. Como compositor-virtuoso,
Albéniz fusionó con éxito la composición y la interpretación para crear un estilo que recuerda la música de
Franz Liszt, aderezado con modismos folclóricos españoles. La obra que representa de manera más convincente esta síntesis de virtuosismo y tradición es la encantadora y colorida
Iberia, un conjunto de 12 piezas que recuerdan lugares y bailes españoles (particularmente andaluces).
Albéniz utilizó el folclore como inspiración, pero creó un estilo melódico singular, que finalmente influyó en
Claude Debussy y
Maurice Ravel. Al creer que la originalidad artística y el interés por la propia tradición musical nacional no se excluyen,
Albéniz también fue en gran medida el creador del lenguaje musical español que sería adoptado y desarrollado por
Enrique Granados y de
Manuel de Falla.
Niño prodigio,
Albéniz fue aceptado, a la edad de siete años, como alumno particular por Antoine-François Marmontel, el célebre pedagogo del piano entre cuyos alumnos se encontraban
Georges Bizet y Debussy. De regreso a España, dio una gira de conciertos y finalmente ingresó en el Conservatorio de Madrid. Pronto se escapó, hizo conciertos en España y, en 1872, se embarcó en un barco que navegaba hacia América Latina.
A su regreso a Europa al año siguiente, ingresó en el Conservatorio de Leipzig, donde estudió brevemente con Carl Reinecke. Poco después, un mecenas le permitió entrar en el Conservatorio de Bruselas para estudiar piano y composición. Albéniz ganó el primer premio del conservatorio en 1879; al año siguiente, obtuvo una audiencia con Franz Liszt en Budapest; durante un tiempo se integró al séquito del maestro y continuó trabajando en su técnica como pianista. Después de vagar un poco más por Europa y Sudamérica, se instaló en Barcelona en 1883, se casó y formó una familia.
En ese momento, Albéniz ya tenía fama de compositor de brillante música de salón para piano. Hacia 1890 conoció a Felipe Pedrell, destacado musicólogo, compositor y coleccionista de canciones populares. Tras el encuentro con Pedrell, Albéniz reexaminó su trabajo como compositor, decidiendo buscar una nueva inspiración en las ricas tradiciones musicales de España. Aún no satisfecho con su artesanía, se mudó a París para estudiar con Paul Dukas y Vincent d'Indy.
El inquieto
Albéniz de alguna manera se aferró a un trabajo como profesor de piano en la Schola Cantorum de París desde 1893 hasta 1900; luego emprendió nuevas peregrinaciones, mientras trabajaba en su obra maestra,
Iberia. Obra inmensamente popular, Iberia también ha sido transcrita para orquesta; entre las exitosas versiones orquestales se incluye la orquestación de
Leopold Stokowski de "Fête-Dieu à Seville". Otro trabajo que ganó gran popularidad como transcripción orquestal es el
Tango para piano en re mayor.
Albéniz también escribió para teatro; su comedia lírica
Pepita Jiménez y varias otras obras fueron producidas en la década de 1890. Murió en 1909.