José de Ribera nació en Xátiva el día 12 de enero de 1591. De muy pequeño viajó a Italia, en concreto a Nápoles, lugar en el que desarrolló toda su carrera de la mano de su maestro,
Luca Giordano, el cual vió en el joven José, un talento brillante. Le rebautizó con el nombre de
Giuseppe Ribibera o “Lo Spagnoletto”, el españolito, debido sobre todo a que firmaba sus cuadros con el nombre
Jussepe de Ribera, el setabense.
Este magnífico
pintor y grabador naturista, fue influenciado por diversos pintores de la época de los que aprendió mucho, como
Van Dyck y
Caravaggio, gracias a los cuales alcanzó una estética colorista y lumínica, única hasta aquel entonces.
José de Ribera ayudó a crear la gran
escuela napolitana de pintura, de donde salieron pintores tan famosos y tan creativos como
Máximo Stanzione y
Luca Giordano, entre otros.
Hay constancia de que sus grabados circulaban por media Europa, incluso se habla de que
Rembrandt conocía a su autor, del cual admirada su creatividad.
En el año 1.630, durante el viaje de
Velázquez a Italia, ambos se conocieron, quedando éste muy sorprendido de su obra, de la cual habló mucho a su regreso a España.
La obra de José de Ribera se encuentra bastante repartida por todo el mundo. Así, vemos que el
“Silenio ebrio”, pintado en el año 1.626, en la actualidad está en Capodimonte o que el
“Martirio de San Andrés”, pintado en el año 1.628, se encuentra actualmente en el Museo de Bellas Artes de Budapest.
Otras obras importantes de José de Ribera son
“La mujer barbuda”, “Arquímedes”, “La Inmaculada Concepción”, “El martirio de San Felipe”, “El sueño de Jacob” o “El tacto”, primera de cinco obras dedicadas a los sentidos.
El pintor fue una referencia en el siglo XVII, durante el cual muchos pintores de la época copiaron algo de su estilo barroco y renacentista.
Una de sus obras más importantes es el
“Juicio de Salomón”, obra pintada del año 1.609 al 1.610, es decir, cuado José tenía tan sólo 18 años, que se encuentra actualmente en la Galería Borghese, de Roma.
José de Ribera murió en Nápoles, en el año 1.652, dejando un legado de cuadros y grabados importantísimo, hacia los cuales muchos pintores de entre los siglos XVIII y XIX mostraron su admiración.