El artista mexicano
José Guadalupe Posada nació en Aguascalientes el 2 de febrero de 1852. Recibió sus primeras enseñanzas de su hermano Cirilo, un maestro rural, que le enseñó dibujo, así como lectura y escritura. De joven comenzó a trabajar en el taller de Trinidad Pedroso, quien le enseñó litografía y grabado. Antes de terminar su adolescencia, Posada ya estaba haciendo caricaturas políticas para el periódico El Jicote.
En 1871 sufrió su primer encuentro con la represión política. Uno de sus objetivos había sido el cacique Jesús Gómez Portugal, que no tomó amablemente ser caricaturizado por loo que, Posada y Pedroso se vieron obligados a trasladarse a León, donde abrieron otra imprenta. Dentro del año ya estaban muy involucrados en una variedad de actividades: trabajo comercial y publicitario, ilustración de libros, impresión de carteles y representaciones de personajes históricos y religiosos. Entre estos últimos estaban la Virgen de Guadalupe, la Virgen del Rosario, el Santo Niño de Atocha y San Sebastián.
En 1875 se casó con Maria Posada de Jesús Vela y, al año siguiente le compró la imprenta a Trinidad Pedroza.
En 1883 fue contratado como profesor de la litografía en la Escuela Preparatoria local. Una desastrosa inundación golpeó León el 18 de junio de 1888, y Posada se vio obligado a trasladarse a Ciudad de México. Allí fue a trabajar en una editorial dirigida por Ireneo Paz, el famoso periodista liberal y abuelo del ganador del Premio Nobel
Octavio Paz. Posada, cuya energía y dedicación al trabajo eran legendarios, comenzó regularmente a presentar dibujos y grabados en revistas tan conocidas como "La Patria Ilustrada", "Revista de México", "El Padre Cobos", "Los Almanaques de Padre Cobos", "El Ahuizote" y "Nuevo Siglo". Esta actividad mantuvo a Posada tan ocupado, que tuvo que abrir dos talleres adicionales. Al mismo tiempo, a petición de Paz, dibujaba caricaturas políticas y dibujos asombrosamente realistas de la vida cotidiana en el antiguo barrio de San Pedro y San Pablo, cerca del mercado de la Merced.
En su apogeo, Posada dirigía, no oficialmente, un equipo que incluía a Antonio y Blas Venegas; Manuel Manilla, un grabador de talento que influyó grandemente en Posada, y Constancio Suárez, poeta y editor de Oaxaca, quien expresó las ideas del grupo en artículos y editoriales. Estas ideas se basan en el principio de llevar un mensaje anti-establishment popular a las masas de ciudadanos que vivían miserablemente bajo la dictadura de Porfirio Díaz.
Manilla, quien murió en 1893, y Posada, eran los artistas que mejor interpretan la vida y las actitudes sociales del pueblo mexicano. Tomando la tradicional celebración del día de los muertos (2 de noviembre) como tema, Posada organizaba shows con esqueletos en barrios de clase trabajadora, en las comunidades suburbanas e incluso en las casas de los ricos. Durante estas producciones los esqueletos podrían andar en bicicleta o ser vestido con ropa de gala. Su uso de esqueletos como metáfora de una sociedad corrupta clasifica a Posada como un pionero del expresionismo. Posada complementaba su humor macabro con pasquines contra los políticos venales y tiránicos. Por estas transgresiones, fue encarcelado en varias ocasiones. Durante este período en Ciudad de México, uno de sus mayores admiradores un joven que había llegado a la capital desde Jalisco. Su nombre era José Clemente Orozco.
José Guadalupe Posada murió el 20 de enero de 1913, tan pobre como había nacido. Fue enterrado en una fosa clase sexta (la categoría más baja), en el Panteón de Dolores. Como nadie reclamó los restos, que fueron deshechados siete años después de su muerte.
El reconocimiento que eludió a Posada durante su vida, llegaría después de su muerte. Hay colecciones de sus obras en el Instituto Nacional de Bellas Artes, la Biblioteca de México, la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia y el Archivo Municipal de la ciudad de León.
Entre los autores estadounidenses que han rendido tributo a Posada está el fallecido Frances Toor, conocida autoridad en costumbres mexicanas. Hay un capítulo dedicado a él en "México Folkways" (1928) y un libro, "Posada, grabador al Pueblo de México", publicado en el año 1944.