No se sabe exactamente el lugar, pero según su partida de bautizo,
María Micaela Villegas y Hurtado de Mendoza nació en Lima el 28 de setiembre de 1748. Fue la mayor de seis hermanos e hija de Joseph Villegas y Arancibia y de María Teresa Hurtado de Mendoza y de la Cueva.
Su familia fue de condición humilde y vivieron en un barrio del ahora distrito del Rímac. A pesar de no ser algo común para las mujeres de aquella época, Micaela aprendió a leer y a escribir. Le gustaban las obras de
Lope de Vega y
Calderón de la Barca, mostrándose muy aficionada y con una enorme vocación por la danza y el canto. Ser actriz tampoco era propio de las mujeres de aquellos años y al cumplir sus 15 primaveras hizo su debut en el Coliseo de Comedias, cuyo dueño de apellido Maza, era un actor muy conocido y empresario teatral, el cual le enseñó el oficio del teatro y siempre la protegió.
Disfrutaba de lo que hacía y antes de cumplir 20 años se convirtió en la actriz de moda del momento por su gran talento y carisma. Su imaginación y memoria eran brillantes, llenando todos los días el teatro de gente, sólo para oírla y verla recitar romances caballerescos y escenas cómicas. Pronto se hizo famosa, cruzando los límites del Virreynato.
En esa época llego al Perú el nuevo Virrey Don
Manuel Amat y Juniet, un hombre de más de 60 años, con quien inició un romance que duraría 14 largos años. Por ella, Amat realizó muchas construcciones, La Alameda de los Descalzos, el Palacete de La Quinta de Presa o el Templo de las Nazarenas, que hasta hoy guarda al Señor de los Milagros y de quien ella era muy devota. Dicen que el Paseo de las Aguas fue hecho para ponerle la luna a sus pies, ya que según la tradición, cuando el virrey le declaró su amor, Micaela le respondió que sólo lo aceptaba si ponía la luna a sus pies. Se construyó el Paseo de las Aguas con una amplia fuente en el centro, donde se reflejaba el cielo y durante una noche de luna llena la llevó hasta el borde, cumpliéndole su deseo.
El apelativo de
"Perricholi" también se le atribuye al Virrey, pero hay muchas historias acerca de su significado. La más conocida cuenta que en una de sus muchas peleas, Amat la llamó
"Perra chola", que en su acento catalán sonaba a Perricholi, de ello se enteró toda la sociedad limeña y desde ahí la llamarían de esa forma para humillarla.
A Miquita le gustaba exhibirse con el Virrey y provocar la envidia de la nobleza limeña. No existe ningún retrato de ella, sólo algunas descripciones muy entusiastas como las de
José Antonio Lavalle y otras menos favorables como las que hizo
Ricardo Palma, pero en lo que si coinciden es que era dueña de mucha gracia y encanto.
En 1769, Micaela y el Virrey tuvieron un hijo al que llamaron
Manuel. Cuando el Virrey Amat fue cesado del Perú y vuelve a España le deja una generosa pensión y varias propiedades. Ella se quedó con su hijo y tiempo más tarde se asoció con
Vicente Fermín, con quien se casó en 1795, quedando viuda trece años después .
Sus últimos años de vida vistió el hábito de las Carmelitas y se dedicó a la oración, realizó muchas obras de caridad que hicieron olvidar a los limeños sus escándalos de juventud.
Micaela Villegas fallece en su casa de la Alameda Vieja, a los 71 años, el 16 de mayo de 1819. Sus herederos fueron su hijo
Manuel y su nieta mayor
Tomasa. Su sepelio se realizó tal como ella lo había pedido, muy sencillo. Fue enterrada en la Iglesia de la Recoleta de San Francisco.