Lucky Luciano

Fuera de la cárcel, se asoció con Frank Costello, Meyer Lansky y otros jóvenes mafiosos; se ganó su apodo de "afortunado" (Lucky) por su éxito en evadir el arresto y ganar en los juegos de dados. En 1920 se unió a las filas del jefe del crimen de Nueva York, Joe Masseria, y en 1925 se había convertido en el lugarteniente principal de Masseria, dirigiendo el contrabando, la prostitución, la distribución de narcóticos y otras estafas. 

En octubre de 1929 se convirtió en el insólito gángster que sobrevivió a un "viaje de ida"; fue secuestrado por cuatro hombres en un automóvil, golpeado, apuñalado repetidas veces con un picahielo, le cortaron la garganta de oreja a oreja y fue dejado por muerto en una playa de Staten Island, pero sobrevivió. Él nunca nombró a sus secuestradores. (Poco después, cambió su nombre a Luciano).

La sangrienta guerra de pandillas de 1930-31 entre Masseria y el jefe rival Salvatore Maranzano fue un anatema para Luciano y otros jóvenes estafadores que criticaron la publicidad y la pérdida de negocios, dinero y eficiencia. El 15 de abril de 1931, Luciano atrajo a Masseria a un restaurante de Coney Island y lo hizo asesinar por cuatro leales: Vito Genovese, Albert Anastasia, Joe Adonis y Bugsy Siegel. Seis meses después, el 10 de septiembre, Maranzano fue asesinado por cuatro pistoleros judíos prestados por Meyer Lansky. Luciano había nutrido cuidadosamente sus contactos con todos los jóvenes poderes de la pandilla y se había convertido en "jefe de todos los jefes" (capo di tutti capi o capo di tutti i capi), sin haber aceptado ni reclamado el título. En 1934, él y los líderes de otras "familias" criminales habían desarrollado el sindicato o cártel nacional del crimen.

Luego, en 1935, el fiscal especial de Nueva York, Thomas E. Dewey cayó sobre Luciano, reuniendo pruebas relacionadas con su burdel e imperio de prostitución y extorsión. En 1936 fue acusado, juzgado y condenado a la prisión de Clinton en Dannemora, N.Y., por un período de 30 a 50 años.

Desde su celda, Luciano siguió gobernando y emitiendo órdenes. En 1942, después de que el crucero de lujo Normandie estallara en el puerto de Nueva York, la inteligencia naval buscó la ayuda de Luciano para reforzar la seguridad del puerto. (El poder del sindicato del crimen se extendió a la unión de los estibadores.) Luciano dio las órdenes; el sabotaje en los muelles terminó; y en 1946 se conmutó su pena y fue deportado a Italia, donde se instaló en Roma. 

En 1947 se trasladó a Cuba, donde todas las cabezas de los sindicatos le fueron a rendir homenaje y ofrecer dinero. Pero la presión de la opinión pública y de la oficina de narcóticos de los Estados Unidos obligó al embarazoso régimen cubano a deportarlo. Terminó en Nápoles, donde siguió dirigiendo el tráfico de drogas y extranjeros a los Estados Unidos. Murió de un ataque al corazón en el aeropuerto de Capodichino en Nápoles en 1962 y fue enterrado en el cementerio de la catedral de San Juan, en Queens, N.Y.