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Nació: | 24 Agosto 1856 | España |
Falleció: | 17 Mayo 1923 |
Signo del zodiaco: | Virgo |
Nacido en Guernica a mediados del siglo XIX, Manuel Allendesalazar y Muñoz de Salazar realizó labores como ministro durante los reinados de María Cristina de Hasburgo y de Alfonso XIII, llegando a alcanzar el puesto de Presidente del Consejo de Ministros, labor que realizó durante solo unos meses.
Nacido en el seno de una familia de nobles, se licenció en ingeniería agrónoma y nada más hacerlo empezó a enseñar ingeniería en la misma universidad. Se presentó as las elecciones como miembro del Partido Liberal Conservador y fue elegido diputado por Vizcaya. Posteriormente, y ya dentro del equipo de gobierno de la nación, realizó labores como ministro en diferentes carteras, como la de Hacienda, Bellas Artes, Agricultura, Gobernación y Estado, entre otros. También formó parte de la cúpula del Banco de España, trabajando como Gobernador durante un año hasta que fue reclamado de nuevo por el gobierno para volver a ocuparse de un ministerio. Tras una breve incursión dentro de la empresa privada, volvió a realizar diferentes labores dentro de los órganos de gobierno y empresas publicas.
Asesinado en los años veinte del siglo XIX Eduardo Dato, mientras Allendesalazar realizaba labores para organizar un gobierno que iba a presidir él mismo, fue depuesto de la vida política por completo debido a su mala salud y al denominado Desastre de Annual, en el que el ejército español sufrió una vergonzosa derrota a manos de Marruecos que obligó a enviar refuerzos en la frontera para no perder la plaza. Ya alejado de la política activa, continuó siendo una figura importante ya que se le consultaban decisiones trascendentales para el funcionamiento de la nación, sin embargo tras dos hemiplejias falleció y fue enterrado en un acto que presidió el infante don Fernando, aunque a petición de la familia no se le rindieron honores militares durante el funeral.
Durante las temporadas en las que se dedicó a la enseñanza, trató de imponer las raíces del catolicismo en su método, en consonancia con sus fuertes convicciones religiosas. Le gustaban muchos los deportes elitistas, como la esgrima o montar a caballo, así como dar paseos y jugar a las cartas.
Fue condecorado en multitud de ocasiones, aunque no era muy dado a llevarlas puestas. A pesar de que la prensa en ocasiones publicó cosas acerca de él que no eran ciertas, nunca solicitó que se hiciera una rectificación, lo que dio lugar algunas veces a conjeturas que se mantuvieron en el tiempo.