Martín Alonso Pinzón

Pinzón era el hijo mayor de una adinerada familia de armadores-pescadores. Comenzó a navegar desde una edad temprana por las costas del norte de África, Italia y Guinea. En los años previos al descubrimiento de América se consolidó como el propietario de mayor prestigio y riqueza de la cuenca de los ríos Tinto y Odiel (Huelva). 

Se ignora cuando entró en contacto con Colón, pero seguramente fue en el mismo año 1492. En el verano de ese año, y ante la consternación de Colón, que no encontraba tripulación para sus barcos, Fray Juan Pérez, guardián del monasterio de La Rábida, le sugirió a Martín Alonso, experimentado piloto de gran ascendente entre los marineros en la región. Colón logró convencerlo, y también contó con el apoyo de sus hermanos Vicente y Francisco Martín Pinzón. 

Con la ayuda de Pinzón, Colón logró completar la dotación para sus tres carabelas, uno de los cuales, La Pinta, parece que era de Pinzón. También se ha sugerido, aunque no se ha probado, que Martín habría proporcionado a Colón parte del medio millón de maravedís que le faltaba para lanzar su empresa. 

La expedición partió de Palos el 3 de agosto con Martín Alonso como capitán d e la Pinta y con Vicente Yánez como capitán de la Niña, lo que demuestra la prominencia de esta familia en el viaje del descubridor. Las consideraciones de Martín Alonso con respecto a la ruta a seguir, fueron decisivas para el descubrimiento de América, ya que desde el 25 de septiembre le aconsejó a Colón un cambio de ruta para encontrar el Cipango o Japón y el 6 de octubre, sugirió tomar rumbo suroeste, para encontrar las islas que el Almirante había pintado en el mapa que llevaba a bordo (tal vez de Toscanelli, en la cual se representaba imaginariamente la posición del Cipango o Japón). La presencia del Pinzón fue igualmente relevante para sofocar los intentos de motín en los días 6, 9 y 10 de octubre; no solo apoyó en todo momento al Almirante, sino que sugirió incluso ahorcar a los rebeldes.

Tras el descubrimiento, realizado el 12 de octubre, la relación entre Pinzón y Colón se había deteriorado. El 21 de noviembre, el primero abandonó la flotilla sin autorización y siguió desde Cuba hacia el este en busca de la llamada isla de Babeque. Llegó a la costa norte de Santo Domingo y se dedicó a buscar oro en el río que luego llevó su nombre. Desde allí se trasladó a las cercanías de Monte Cristi, donde Colón lo encontró el 6 de enero de 1493. El Almirante le pidió explicaciones por su deserción y parece que Pinzón se las dio y el Almirante tuvo que aceptarlas sin discusión, ya que necesitaba del navegante y su nave, ya que había perdido la Santa María en las navidades anteriores. 

Juntos emprendieron el viaje de regreso a España, pero el 14 de febrero surgió una gran tormenta y el barco de Pinzón se perdió de nuevo. Arrastrado por el huracán hacia el puerto de Bayona en Galicia, envió una carta al rey pidiendo una audiencia, pero el monarca se negó a recibir a nadie más que al Almirante. Pinzón navegó a Palos, llegando el mismo día que Colón (15 de marzo, 1493). Partiendo inmediatamente a Madrid para intentar ver al rey, se encontró con un mensajero que le prohibió comparecer ante el tribunal. La ira y los celos, sumados a las privaciones del viaje, socavaron su salud y lo llevaron a la muerte unos meses después, el 31 de marzo de 1493.