El violinista y compositor italiano
Niccolo Paganini inauguró el siglo del virtuosismo y fue su estrella más brillante. Fue el iniciador de la moderna técnica del violín.
Niccolo Paganini nació el 27 de octubre de 1782 en Génova, de padres con ambiciones musicales. A la edad de 9 años hizo su debut tocando frente a un público entusiasta, sus propias variaciones de La Carmagnole. Realizó sus estudios con Giacomo Costa. Cuando Niccolo fue llevado al famoso violinista Alessandro Rolla para que fuera su alumno, éste declaró que no tenía nada que enseñarle. Sin embargo, Niccolo estudió violín por un tiempo, así como composición e instrumentación. A la edad de 14 años se liberó de la tutela de su padre.
La carrera de Paganini tuvo altibajos: juegos de azar, escándalos amorosos, rumores sobre su relación con el diablo y rumores de encarcelamiento, fueorn con frecuencia negados en cartas a la prensa. Enamorado de una joven toscana perteneciente a la nobleza, se mudó a su palacio, donde estuvo completamente compenetrado con la guitarra desde 1801 a 1804.
En 1816 Paganini compitió en un "concurso" en Milán con Charles Philippe Lafont y más tarde comentó, "Lafont probablemente me sobrepasó en el tono, pero los aplausos que siguieron a mis esfuerzos me convencieron de que no sufría por comparación".
El éxito de Paganini en Viena en 1828 condujo a un culto en el que todo era a la Paganini. Triunfos similares lo acompañaron en París y Londres. En 1833 invitó a Héctor Berlioz a escribirle una pieza para viola; Harold en Italie fue el resultado. Paganini tocó frecuentemente conciertos para ayudar a artistas indigentes. En 1836 se involucró en una casa parisiense de juegos de azar; la interferencia del gobierno lo llevó a la bancarrota y dañó permanentemente su salud. Murió el 27 de mayo de 1840, en Niza.
Incluso cuando
Paganini tocaba piezas de
Mozart y
Ludwig van Beethoven, no podía contenerse de agregarles brillantes adornos. El violinista hizo innovaciones en armonía y pizzicato. Aunque dio un gran paso adelante en el ámbito de la técnica, lo hizo paradójicamente mientras sostenía el violín en el estilo bajo del siglo XVIII y usando un arco recto del último período de Mozart, que el fabricante parisiense de violines, Jean Baptiste Vuillaume, le convenció de poner hacia arriba. Aunque generalmente se supone que la técnica moderna es muy superior a la del siglo XIX, ésto se desmiente por el hecho de que muchos pasajes de Paganini son todavía apenas reproducibles.
Las mejores piezas de Paganini, los Conciertos para violín No. 1 y No. 2, la Danza de las Brujas y los 24 Caprichos, están siempre en su repertorio. Dado que guardó celosamente sus secretos técnicos por temor a que fueran robados, sólo sus 24 Caprichos y alguna música para guitarra fueron publicados durante su vida.