Olga Orozco

En 1998 obtuvo el premio de literatura latinoamericana y caribeña Juan Rulfo, uno de los premios literarios más prestigiosos en el campo de la cultura hispana. 

Después de haberse graduado en filosofía y letras en la Universidad de Buenos Aires, pudo mudarse a Europa para estudiar arte, recibió una beca de la National Endowment for the Arts y el Gobierno de Italia.

Los primeros frutos de su actividad poética se dieron a conocer en la colección de Poemas de lejos (1946), que siguió a otros libros de variada afiliación genérica, como Las muertes (1952), Los juegos peligrosos (1962, primer premio de poesía "municipal"), La oscuridad es otro Sol (1967, segundo "premio" municipal de prosa), Museo salvaje (1974 y 1976), Veintinueve poemas (1975), Cantos a Berenice (1977) Mutaciones de la realidad (1979), Poesía (1979), La noche a la deriva (1984), Y el humo de tu incendio está subiendo (1972, "Premio Municipal" por juego inédito), Páginas de Olga Orozco seleccionadas por el autor (1984), En el revés del cielo (1987), Con esta boca, en este mundo (1994) y Eclipses y fulgores (1998).

Sus contribuciones periodísticas se han extendido a través de numerosos medios de comunicación, entre los que cabe destacar Sur, Canto, La Nación, La Gaceta de Tucumán y Buenos Aires, Cuadernos American periódicos (México) y Cuadernos de París.

Además de los ya mencionados, su producción literaria ha recibido premios de prestigio como del gran premio de Honor de la Fundación Argentina por la poesía (1972), el segundo premio regional de poesía (1974), el gran premio de Honor del Fondo Nacional de las Artes (1980), y el 2º Premio Nacional de poesía (1983).

La poesía de Olga Orozco forma parte de un surrealismo académico que, utilizando imágenes oscuras del interior, busca conmover o abrumar al lector, siempre dentro de una indagación constante en torno a la idea de la existencia. A nivel formal, la poeta usa un verso amplio, se une a una vocación totalizadora que coloca gran parte de su poesía en la órbita cósmica de Pablo Neruda. Sin embargo, en su poesía no se observa una evolución similar a la del conocimiento del chileno, ya que lejos de modificar su expresión, la poeta argentina profundiza en algunos temas que a veces pueden ser variaciones de un mismo poema tan repetido en su obra.