Paul von Hindenburg fue un militar alemán de alto rango durante la Primera Guerra Mundial y el segundo Presidente de la República de Weimar (1925 - 1934).
Paul von Hindenburg nació el 2 de octubre 1847, en Posen, Prusia (ahora Poznan, Polonia) en una aristocrática familia alemana de terratenientes. Durante su carrera militar -honorable pero mediocre-, sirvió en la guerra austro-prusiana de 1866 y en la guerra franco-prusiana de 1870-71, retirándose en 1911.
Sin embargo, en 1914 fue llamado para integrar el Estado Mayor junto a Erich Ludendorff, un talentoso estratega militar. El éxito en la invasión a Rusia de Ludendorff, convirtió a
Hindenburg en un héroe nacional, que fue nombrado mariscal de campo y comandante de todas las fuerzas terrestres alemanas.
Hindenburg supervisó la movilización de todo el estado alemán para la guerra, y se hizo muy popular en todo el país, mientras el Kaiser
Guillermo II era dejado de lado.
Después de la derrota de Alemania en 1918, Hindenburg se retiró, pero en 1925, en gran parte debido a su estatus de héroe de guerra, fue elegido presidente de Alemania. En 1930, cuando se profundizó la depresión económica y cayó otro gobierno, nombró un gabinete para que le rindiera cuentas sólo a él, y en julio nombró canciller a Heinrich Brüning autorizándole disolver el Reichstag.
Las nuevas elecciones vieron el surgmiento de los nacionalsocialistas como el segundo partido más importante y con un amplio margen parlamentario; Brüning gobernó casi exclusivamente por decreto. Sus políticas deflacionistas agravaron las dificultades económicas y el malestar, alimentados por los nazis. Hindenburg fue reelegido presidente en 1932, principalmente con el apoyo de quienes lo veían como una protección contra la ilegalidad y brutalidad nazi. Sin embargo, su propio círculo pensaba en los nazis como un útil -aunque desagradable- grupo, con el que valía la pena ser complaciente.
Dos gobiernos sucesivos no pudieron ganar el apoyo nazi, ya que
Adolf Hitler insistía en convertirse en canciller de cualquier gobierno en el que participara su partido. A pesar de la considerable presión,
Hindenburg se negó a nombrarlo. Sin embargo, en noviembre de 1932 se llegó a un acuerdo entre Hitler y
Franz von Papen - un ex canciller - para formar un gobierno con Hitler como canciller, pero con no nazis en la mayoría de los otros puestos.
Una vez en el cargo, Hitler consiguió rápidamente un poder político casi ilimitado a través del terror y las manipulaciones. Públicamente Hitler continuó siendo respetuoso hacia Hindenburg, que permaneció en el cargo hasta su muerte, el 2 de agosto 1934. Con la muerte del presidente de la República, desapareció el último obstáculo para que el Führer asumiera la posesión total del poder.