Pedro I

Pedro, cuyo nombre completo era Pedro de Alcântara Francisco António João Carlos Xavier de Paula Miguel Rafael Joaquim José Gonzaga Pascoal Cipriano Serafim de Bragança e Bourbon, nació el 12 de octubre de 1798, en el Palacio de Queluz en Lisboa, era hijo del príncipe regente de Portugal (más adelante João VI) y su esposa, Carlota Joaquina, hija del rey Borbón español Carlos IV. En 1807 la familia real huyó a Brasil para escapar de los ejércitos invasores de Napoleon Bonaparte. Pedro se adaptó muy bien al entornoi brasileño. Era un excelente jinete, disfrutaba de la vida militar, y podía competir con soldados y oficiales por igual. Además, demostró un temprano talento musical y compuso música de calidad dadop su carácter de aficionado. Era considerado bastante guapo, y las mujeres lo encontraba atractivo.

En 1817 Pedro se casó con Carolina Josefa Leopoldina, la hija de Francisco I de Austria. La inteligencia, consideración y personalidad de su esposa, rápidamente le ganaron el respeto y la admiración tanto de portugueses como de brasileños, también de su marido, aunque ella no fue capaz de distraerlo de sus asuntos amorosos.

En 1816 el padre de Pedro se convirtió en Juan VI, Rey de Portugal y Brasil, territorio que había sido elevado desde el estado de colonia al de reino en 1815. En 1821 Juan VI se vio obligado a volver a Portugal, dejando a Pedro como príncipe regente. Reconociendo los sentimientos de independencia de Brasil, y observando lo que estaba ocurriendo en las colonias españolas del Nuevo Mundo, el Rey aconsejó a su hijo declarar a Brasil independiente y tomar el trono para sí mismo, en lugar de permitir que un aventurero asumiera el control del país. 

El 7 de septiembre de 1822, con el apoyo de los brasileños que temían que los portugueses redujeran el país nuevamente a su condición de colonia, y siguiendo el consejo de su esposa y su principal consejero, José Bonifácio de Andrada e Silva, Pedro declaró la independencia de Brasil y estableció el Imperio del Brasil y a sí mismo como emperador.

En 1823 Pedro I llamó a una asamblea constituyente para redactar una Constitución, pero disolvió el cuerpo ese mismo año. Promulgó una constitución el 24 de marzo de 1824, que se mantuvo como la Carta de Brasil hasta 1889. El período fue perturbado por la discordia entre los brasileños nacidos en el país y los nacidos en Portugal. Pedro I era portugués y por lo tanto sospechoso a los brasileños, sobre todo después de haber firmado un tratado de paz con Portugal, que dejaba sin resolver algunas cuestiones básicas relativas a las futuras relaciones entre los dos países. 

Cuando João VI murió en 1826, Pedro I, heredó la corona portuguesa, pero el gobierno de ambos países por el mismo emperador, era inaceptable para los brasileños. Pedro I abdicó el trono portugués en favor de su hija Maria da Glória, que estaba comprometida en matrimonio con su tío Miguel.

Aunque había aceptado la monarquía constitucional, Pedro I era un absolutista en su concepto de gobierno. Con dificultad aceptó el asesoramiento de la rama legislativa del gobierno, y sus actitudes le llevaron a entrar en conflicto con los brasileños liberales.
El amorío de larga data de Pedro con Domitilia de Castro, a quien le otorgó el título de Marquesa de Santos, fue causa de muchas críticas y provocó a la oposición. La emperatriz Carolina, tuvo un amplio apoyo público cuando el emperador trasladó a su amante al palacio. Leopoldina murió en 1827, y Pedro I continuó su relación con la marquesa de Santos hasta 1829, cuando se casó con Amelia Augusta Eugenia Napoleona, hija de Eugene de Litchenberg.

En abril de 1831 Pedro I inesperadamente abdicó en favor de su hijo de 5 años de edad, que se convirtió en Pedro II. De regreso a Portugal, Pedro tomó la causa de su hija Maria da Glória, cuya posición como María II de Portugal estaba siendo cuestionada por su tío Miguel. Dom Pedro dirigió la campaña política y militar que derrotó a su hermano y, en calidad de regente, declaró a su hija mayor de edad, aunque ella era menor de 18 años de edad. Unos días más tarde, el 24 de septiembre de 1834, Pedro I murió en el Palacio de Queluz.