Príncipe Alberto de Sajonia

Albert Francis Charles Augustus Emmanuel de Sajonia-Coburgo-Gotha nació el 26 de agosto 1819 en Schloss Rosenau, en Baviera. Fue el hijo menor del duque de Sajonia-Coburgo-Gotha. Cuando tenía siete años, su padre se divorció de su madre por motivos de adulterio, y ella fue enviada a vivir a Suiza, prohibiéndole ver a sus hijos. 

Alberto fue educado en la Universidad de Bonn. En 1840, se casó con su prima, la Reina Victoria del Reino Unido. El matrimonio era impopular en algunos sectores, e incluso el parlamento se resistió a concederle lo que su esposa consideraba una remuneración adecuada.

El papel de Alberto como asesor de su esposa entró en pleno vigor después de la muerte de Lord Melbourne, el primer ministro que ejercía una fuerte influencia paternal sobre Victoria; Alberto comenzó a actuar entonces, como secretario privado de la reina. Animó a su mujer a tener un mayor interés en el bienestar social e invitó a Lord Shaftesbury, la fuerza impulsora detrás de las sucesivas "actas de fábrica" (una serie de leyes aprobadas por el Parlamento para limitar el número de horas trabajadas por mujeres y niños en las fábricas textiles primero, y luego en todas las industrias), al Palacio de Buckingham para discutir el asunto del trabajo infantil. 

La posición constitucional de Alberto, sin embargo, era difícil, y aunque ejercía su influencia con tacto e inteligencia, nunca gozó de gran popularidad pública durante el reinado de Victoria. No fue sino hasta 1857 que fue reconocido formalmente por la nación y recibió el título de "príncipe consorte".

Alberto se interesó activamente en las artes, la ciencia, el comercio y la industria. Él planeó la Exposición Universal de 1851, con miras a la celebración de los grandes avances de la era industrial británica y la expansión del imperio. Utilizó las ganancias para ayudar a establecer el complejo de museos de South Kensington, en Londres.

En el otoño de 1861, Alberto intervino en un conflicto diplomático entre Gran Bretaña y los Estados Unidos y su influencia probablemente ayudó a evitar la guerra entre ambos países. 

Cuando él murió repentinamente de fiebre tifoidea el 14 de diciembre de 1861, Victoria se sintió abrumada por la pena y mantuvo el duelo hasta el final de su vida. Ella encargó una serie de monumentos en su honor, como el Royal Albert Memorial en los jardines de Kensington, completado en 1876. 

Alberto y Victoria tuvieron nueve hijos, la mayoría de los cuales contrajeron matrimonio con herederos de otras casas reales de Europa.