Nació el 25 de diciembre de 1873 en Atiles, La Rioja. Conocida como
“La maestra de la Patria”, Rosario Vera Peñaloza dejó mucho en la educación Argentina. De muy pequeña sus padres murieron dejándola huérfana y al cuidado de su tía materna que fue quien le inculcó el amor hacía las letras. Una mujer modesta, humilde, poseedora de gran inteligencia. Estudiosa y trabajadora. Fue inspectora de Escuelas municipales, Pedagoga, maestra, directora y fundadora de varias instituciones.
Comenzó su educación en San Juan, y siguió estudiando en La Rioja para 1884. Rosario tenía solo 15 años cuando falleció
Domingo Faustino Sarmiento. En 1892 se trasladó a Paraná para estudiar profesorado y en 1894 obtuvo su título Superior de enseñanza. La joven maestra no se dio por vencida al obtener su diploma, si no que siguió sus estudios abriéndose a otras ramas del saber. Continuó su educación aprendiendo de Dibujo, Pintura, Modelado, Grabado, Corte y confección, Tejido en telar, Artes decorativas y Trabajo Manual.
Fue la fundadora del primer jardín de infantes de Argentina, en 1900 que funcionaba como un anexo de la escuela de su ciudad natal en donde ella había dado sus primeros pasos educativos, ya para 1906 la nombraron vicedirectora de esta institución. Luego continuó esta labor, abriendo jardines de infantes por otras provincias Argentinas y se abocó a la educación preescolar.
En 1907 fue vicedirectora de la Escuela Alberdi en Córdoba, donde se desempeñó en su cargo hasta 1912 que pasó a ser Directora de la Escuela Roque Saenz Peña en Buenos Aires. A medida que pasaba el tiempo, Rosario iba sumando alumnos. En los años que ella ocupó su cargo como directora, la cantidad de asistentes a clase se quintuplicó, llegando a más de mil quinientos.
En 1931 cumplió su sueño de abrir un museo. Este fue fruto de años de lucha y estudios. Ella solía ver a la Geografía como la base de todos los conocimientos. Así fue que para ese año, Rosario Vera Peñaloza fundó el Museo Argentino en el Instituto Félix Bernasconi, donde colaboró con su trabajo de forma gratuita durante 18 años. Creó salas folkloricas y dictó clases cortas para todos aquellos argentinos que se interesaban por aprender la cultura de su tierra. Defendió la cultura nativa, puesto que era muy necesario para ella fortalecer las raices de un país al que llegaban tantos inmigrantes.
Esta mujer sentó las bases de estudio para miles de maestras jardineras que, al igual que ella, amaban a los niños. Trabajo con textos, los estudio y logró compaginarlos para adaptarlos a la educación argentina. Afirmó que puede enseñarse a los más pequeños desde otra perspectiva, adaptando textos para mayores y mediante actividades recreativas y juegos. Le dio suma importancia a la creación manual. Siempre sostuvo que cuando un niño crea con sus propias manos, lo que hace es expresarse activando la función cerebral.
Al cumplir sus 50 años de carrera docente, se formó una comisión con el objeto de homenajearla. Gente de Argentina, Chile, Uruguay y Perú se adhirió. Firmaron un album que llevaba grabado lo siguiente:
"A Rosario Vera Peñaloza, espíritu superior, noble y generoso, mujer abnegada y educadora ejemplar, que se ha dado y se da por entero a la educación, sin reparar en sacrificios y sin esperar recompensa y que tiene ganado, en buena ley, por su vasta cultura, su clara inteligencia, y su gran corazón el título de MAESTRA DE LA PATRIA, devotamente le ofrecen sus amigos de todo el país, colegas, admiradores, ex discípulos, este modesto recuerdo en sus bodas de oro con la escuela argentina. Día del Maestro, 11 de septiembre de 1945".
Falleció a los 77 años, el 28 de mayo de 1950. Fecha que en Argentina es conmemorada como DIA NACIONAL DE LOS JARDINES INFANTES.
Entre algunas de sus obras escritas se destacan:
"El hombre que rehusó el Olimpo"
"Los hijos del sol"
"Historia de la Tierra"
"Un viaje accidentado"
"Cuentos y Poemas"
"Pensamientos breves sobre juegos educativos".