San Pablo (también llamado
Saulo de Tarso,
San Pablo Apóstol, el
Apóstol de los Gentiles y
San Pablo de Tarso) nació en el año 5 en Tarso de Cilicia, en la actual Turquía, bajo el nombre de
Saulo. Era hijo de judíos fariseos de cultura helenística y con ciudadanía romana. Fue contemporáneo de
Jesucristo e incluso estuvo en Jerusalén en la misma época que él, aunque probablemente no se conocieron.
Pablo tenía una sólida formación teológica, filosófica, jurídica, mercantil y lingüística (hablaba griego, latín, hebreo y arameo).
Participó en las primeras persecuciones y encarcelaciones de los cristianos
Durante un viaje a Damasco, poco después de la crucifixión de
Jesucristo, cae del caballo por el resplandor de una luz y escucha una voz que le dice: "
Saulo, Saulo ¿por qué me persigues?" En Damasco recupera la vista y se convierte a la nueva fe, que por entonces era considerada una secta herética del judaísmo, comenzando a predicar el evangelio de
Jesús.
Desde entonces
San Pablo se convirtió en el más ardiente propagandista del cristianismo, al que contribuyó a extender más allá del pueblo judío, entre los gentiles. Viajero incansable realiza tres grandes recorridos por el Mediterráneo que lo llevan hasta Grecia, Asia Menor, Siria, Palestina y la propia capital de la cultura antigua: Atenas.
Pasó numerosos peligros, fundó diversas comunidades con las que se comunicó con cartas (encíclicas) que se incluyen en el nuevo Testamento de la Biblia.
Polemizador culto y sagaz, es llamado
apóstol de los gentiles (paganos). Los escritos de
San Pablo adaptaron el mensaje de
Jesús a la cultura helenística imperante en el mundo mediterráneo, facilitando su extensión fuera del ámbito cultural hebreo en donde había nacido. Al mismo tiempo, esos escritos constituyen una de las primeras interpretaciones del mensaje de
Jesús, razón por la que contribuyeron de manera decisiva al desarrollo teológico del cristianismo (se atribuyen a
San Pablo más de la mitad de los libros del Nuevo Testamento).
Apresado por el Sanedrín y enviado a Roma para ser juzgado como ciudadano romano es decapitado en el año 67. Según la tradición, la cabeza rodó por el suelo y lo golpeó tres veces, y de allí donde chocó, surgió una vía de agua.
Fue enterrado en la vía Ostiense de Roma. El 11 de diciembre de 2006 el Vaticano anunció el descubrimiento del sarcófago de
San Pablo tras cuatro años de excavaciones arqueológicas bajo el altar mayor de la basílica que lleva su nombre.