Un misionero y evangelizador que fue canonizado como
Santo Toribio de Mogrovejo. Este hombre justo y noble llamado
Toribio Alfonso de Mogrovejo y Robledo, nació en Mayorga, provincia de Valladolid en España, un 16 de noviembre de 1538, quien también fuera elegido Arzobispo de la ciudad de Lima en Perú.
Toribio fue hijo de nobles españoles,
Luis de Mogrovejo y
Ana de Robledo, por esta razón desde los 12 años Toribio debió ir a estudiar a Valladolid donde destacó por su humildad, inteligencia y comportamiento ejemplar.
Su inclinación por las cosas justas lo llevaron a estudiar Derecho civil y eclesiástico para ello debió trasladarse a la Universidad de Salamanca. Unos años más tarde es invitado para enseñar en la ciudad de Coimbra, donde también su tío había sido profesor invitado por el Rey de Portugal
Juan III.
Cuando ya tenía un tiempo enseñando fue nombrado por el Papa
Gregorio XIII para poder realizar órdenes menores, pero como el no había estudiado el sacerdocio vio considerable renunciar a dicha orden hasta que siga los cursos de teología y sacerdocio. Una vez seguidos sus estudios recibió la consagración episcopal en Sevilla.
En el año 1538 fue propuesto por el rey
Felipe II para ser arzobispo de Lima, el iría a cubrir la misión de
Fray jerónimo de Loayza, quien se dice no realizó una buena peregrinación ni evangelización en aquel lugar.
Se dice que Toribio llegó a la ciudad de Paita en el mes de marzo de 1581 y se atrevió a recorrer por tierra el camino hasta la ciudad de Lima que se dice que era sumamente peligroso y fatigoso. Este viaje le duró dos meses en los cuales se dedicó a evangelizar a los pueblos que encontró en el camino. Hizo su entrada a Lima un 12 de mayo y de inmediato convocó a un concilio que tenía como invitados prelados de todos los países de latino América, aquí trataron asuntos de la evangelización de los indios, aquí se dieron normas pastorales de gran importancia y hasta el catecismo en quechua y aymara que fueron los primeros libros que se imprimieron en Sudamérica
Es uno de los misioneros que dedicó gran parte de su vida a las visitas pastorales, Toribio recorrió los parajes más alejados del Perú teniendo que soportar las más bajas y altas temperaturas y expuesto a un sin número de epidemias, sólo llevando un propósito que cada vez más pobladores siguieran la palabra de Dios.
Fatigado por el andar de cada día y deteriorado por la edad, Toribio murió en Saña un
23 de marzo de 1606, justo cuando se celebraba un jueves de semana santa. En el año 1679 fue Beatificado por el Papá
Inocencio XI y canonizado en 1726, es hasta hoy considerado protector de los indígenas.