María Teresa Gertrudis de Jesús Carreño nació en la ciudad de Caracas,
Venezuela, el
22 de diciembre de 1852.
Su familia siempre estuvo muy ligada a la música y las artes, y recibe su primera formación por parte de su padre, el General
Manuel Antonio Carreño.
Al cumplir los 10 años de edad, se trasladó con su familia a Nueva York, donde pronto ofrecería su primer recital público, al ser invitada a tocar en la Casa Blanca, ante el presidente
Abraham Lincoln.
En Estados Unidos continúa con sus estudios al lado de los maestros
Louis Gottschalk y
Anton Rubinstein. Pero en 1866 llega hasta la ciudad de París para seguir estudiando y debido a su gran talento. Fue precisamente en este momento que la joven y talentosa María Teresa inició su carrera de concertista
En el año 1885 y luego de muchos años de estar fuera de su país, Maria Teresa vuelve a Caracas y recibe del presidente
Antonio Guzmán Blanco la misión de organizar la temporada de Ópera en su país, pero esta organización no logró cubrir las expectativas de las autoridades y no por la dedicación que María Teresa le haya puesto, si no por el rechazo del público a su persona, considerada de una personalidad liberal por la gente de la época ya que era una mujer divorciada del también músico violinista
Emile Saureal. A los pocos años de casada se divorcio y se volvió a unir a
Giovanni Tagliapietra en 1876.
Los más importantes auditorios de América, Nueva Zelanda, Europa, Sudáfrica y Australia fueron testidos del éxito de esta talentosa mujer. Además se convirtió en una de las primeras solista de la
Orquesta Filarmónica de Berlín.
Dentro de las amistades que tuvo destacan
Johannes Brahms,
Anton Bruckner,
Clara Schumann,
Richard Wagner, entre muchos otros.
Teresa era una destacada pianista que no se esforzaba mucho por lograr su éxito ya que ella decía que jugaba con el instrumento y que componía mientras tocaba formando así bellas melodías. Fue considerada también como una de las músicas más influyentes de la época y que además revolucionó la ortodoxia del vanguardismo del siglo XIX.
Carreño era una mujer que había estado fuera de Sudamérica y tenía otro pensamiento más liberal al respecto. Además, tuvo otros dos matrimonios, en 1892 se casó con el pianista
Eugen D’Albert, y en 1901 con
Arturo Tagliapietra, quien en el pasado había sido su cuñado.
Ya por el año 1917 su salud se vio afectada por una paralisis parcial del nervio óptico que podía extenderse hasta el cerebro. A pesar de los cuidados que recibió por parte de los mejores médicos, Teresa dejó de existir el 12 de junio de ese mismo año, pero sus restos fueron sepultados en esa ciudad que disfrutó de sus melodías, aquella ciudad que la vio nacer. Ya en el año 1977 fueron trasladados al Panteón Nacional.
En 1983 se inaugura en Caracas el Complejo Cultural Teresa Carreño, que es considerado hasta la actualidad, como el más vasto de América Latina.