Theo Angelopoulos nació en 17 de abril de 1935 en
Atenas, Grecia. Siempre quiso ser abogado pero su destino estaba escrito y sería uno de los
mejores directores del mundo artístico. Inició una carrera de leyes pero la dejo para ir a Francia y encontrar su destino, ya en París estudió y se licenció en literatura en la Universidad de la Sorbona.
Su carrera de cineasta la hizo en la escuela de cine de París. Tiempo después vuelve a Grecia y trabaja como periodista haciendo críticas de cine. Su primera dirección la hizo con el cortometraje Ekpombi en 1968 y dos años mas tarde realiza su primer largometraje llamado La Reconstrucción, con este drama criminal se convierte en ganador del premio Fipresci en el Festival de Berlín.
En la década de los 80 se anima a rodar
Alejandro Magno y es premiado por ello en el
Festival de Venecia. Cuatro años después, en 1984 dirige el film
Viaje a Cythera , un drama que obtuvo un premio Cannes al mejor guión. Pocos años después se arriesgaría con un nuevo estilo con el drama psicológico
El apicultor, protagonizado por
Marcello Mastroianni y en 1988, dirige una de sus mejores producciones llamada
Paisaje en la niebla la cual se convirtió en uno de los más premiados, convirtiéndose en mejor película europea y recibiendo varios premios en distintos festivales.
Tiempo después y ya en los años 90, estrena
El paso de la cigüeña, en este film otra vez estaría Mastroianni y
Jeanne Moreau, diva de la nouvelle vague. En 1995, el drama
La mirada de Ulises , ambientado en los Balcanes y con la actuación de
Harvey Keitel, logró alcanzar el "
Fipresci" en Cannes y el "
Goya" a mejor película europea.
En 1998, recibiría la "Palma de Oro" en Cannes por La eternidad y un día.
Theo colaboró en "Lumiere y compania", haciendo un episodio junto a David Linch, Spike Lee, Peter Greenway, Vicente Aranda y John Boorman. Angelopoulos también hizo algunos dramas políticos de perspectiva histórica, incluyendo comentarios trasladables a la época contemporánea, El viaje de los comediantes de 1975 y Los cazadores del año 1977 son parte de ellos.
En Europa, este extraordinario director fue con el tiempo y sus éxitosos trabajos, consolidando su fama como guionista y como director, y fue causante de fobias y filias. Para mucha gente fue alguien insoportable, pedante y sobrevalorado, pero, para otros se convirtió en un interesante autor, lleno de reflexiva plasmación narrativa, con largos planos, secuencia y un gusto tremendo por la abstracción en títulos, que al ubicarse en el mito y como parte de la historia, parecen impregnarse de claro significado político.
Theo está seguro de que el cine fue y será por siempre algo muy positivo y se encargó de hacerlo saber por medio de estas palabras, que se convirtieron en regla para todos aquellos directores, críticos y estudiosos del buen cine: "Ahora más que nunca, el mundo necesita cine. Puede que sea la última forma de resistencia ante el deteriorado mundo en el que vivimos. Al tratar de fronteras, límites, la mezcla de idiomas y culturas de hoy, intentó buscar un nuevo humanismo, una nueva vía".
Para el 2004 estuvo comprometido en el proyecto de una nueva trilogía histórica sobre la Grecia del siglo XX, que dio inicio con "Eleni".