El Filósofo, santo y doctor de la Iglesia
Tomás de Aquino, nació a finales de 1225, en el castillo de Roccasecca, propiedad de su padre, el conde de Aquino. Completó sus primeros estudios en Montecassino, y luego en Nápoles, donde Federico II había fundado la Universidad.
A la edad de dieciocho años en contra de los deseos de su padre y perseguido por sus hermanos que incluso habrían querido secuestrarlo, ingresó en la Orden de Predicadores de Santo Domingo.
Completó su formación en Colonia, en la escuela de San Alberto Magno, y luego en París, donde se convirtió en profesor de filosofía y teología. Enseñó también estas disciplinas en Orvieto, Roma y Nápoles.
Manso y tranquilo (en París le llamaban "el buey mudo"), de constitución obesa, contemplativo y orante, respetuoso de todos y querido por todos, Tomás de Aquino fue ante todo un intelectual. Constantemente inmerso en los estudios, fácilmente perdía la noción del tiempo y del lugar.
Sus lecturas no eran estériles ni un fin en sí mismas. Su lema, "contemplata aliis tradere" (dar a los demás el fruto de la contemplación), daría lugar a una enorme masa de libros prodigiosos, teniendo presente qu su muerte se produjo a la temprana edad de 48 años.
Tomás de Aquino murió en la madrugada del 7 de marzo, 1274, en el monasterio cisterciense de Fossanova, cuando se dirigía al Consejo de Lyon, llamado por el Papa Gregorio X.
Su obra más conocida es la "Suma Teológica", de un estilo sencillo y claro y cristalina, combinado con una extraordinaria capacidad de síntesis.
Cuando el Papa Juan XXII en 1323 lo inscribió entre los santos, a los que objetaban que Tomás no había hecho grandes prodigios ni durante su vida ni después de muerto, el Papa respondió con una famosa frase: "Muchas proposiciones teológicas escribió, muchos milagros hizo".
La supremacía de la inteligencia, piedra angular de toda la obra teológica y filosófica del Doctor Angélico (como se le llamó a partir del siglo XV), no se resuelve en un intelectualismo abstracto, un fin en sí mismo. La inteligencia está condicionada y es condicionante del amor.
"
Luz intelectual del verdadero llena de amor verdadero, llena de éxtasis...", así
Dante Alighieri, uno de los primeros "tomistas", traduce en poesía el concepto de inteligencia-felicidad de
Santo Tomás de Aquino. Su pensamiento será durante siglos la base de estudios filosóficos y teológicos de los seminaristas.
La biografía de Tomás de Aquino es de una simplicidad extrema; es una modesta crónica de algunos viajes durante una carrera dedicada por entero a la vida universitaria: en París, la curia romana, nuevamente París y Nápoles. Sería un error, sin embargo, juzgar que su vida no fue más que la vida tranquila de un maestro profesional, al margen de los asuntos sociales y políticos de su época.
El drama que se desarrollaba en su mente y en su vida religiosa, encuentra sus causas y produce sus efectos en la universidad. En las jóvenes universidades todos los ingredientes de una civilización en rápido desarrollo se concentraban en conjunto, y para estas universidades la iglesia cristiana habían comprometido deliberada y autoritariamente, su doctrina y su espíritu. En este contexto, Tomás encontró las condiciones técnicas para la elaboración de su trabajo. Es dentro del homogéneo contexto proporcionado por este medio, que es posible en la actualidad, descubrir la inteligibilidad histórica de su obra, al igual que suministra el clima para su fecundidad en el momento de su nacimiento.
Tomás de Aquino fue canonizado santo en 1323, oficialmente nombrado doctor de la Iglesia en 1567, y proclamando protagonista de la ortodoxia durante la crisis modernista a finales del siglo 19. Esta continua distinción, sin embargo, no puede borrar las dificultades históricas en las que se vio envuelto en el siglo 13, durante la radical renovación teológica, una renovación provocada por la evolución social, cultural y religiosa de Occidente.