Ugo Bernasconi nació en Buenos Aires, Argentina, en 1874, pero siempre se lo consideró un artista italiano probablemente de orígenes lombardos, que se estableció tempranamente en Europa y luego en Italia.
Pintor de talento, promotor cultural a través de revistas y eventos artísticos, es también conocido por sus ideas sobre el arte y por algunos ensayos, incluso científicos. Fue autor de obras escritas de diferente factura, que dieron notoriedad a sus muchos aforismos, a menudo punzantes y mordaces.
De la experiencia relacionada con su juventud en Argentina, se conoce muy poco. En 1899 Bernasconi fue a París, que en aquellos años se preparaba para vivir una de las temporadas artísticas más importantes de todos los tiempos, con pintura de vanguardia e intelectuales en general. El aterrizaje en la capital francesa lo llevó casi inmediatamente a frecuentar el taller del pintor Eugène Carrière, que resultó ser muy importante para su desarrollo artístico.
En ese momento el artista francés era uno de los mayores exponentes del simbolismo aunque, fuera de pintores como
Paul Gauguin y Denis, no era muy apreciado por los críticos académicos. Sin embargo, fue profesor en la Academia Carrier, frecuentada en ese momento por
Henri Matisse y Drain.
Al mismo tiempo confirmando su versatilidad artística, el artista ítalo-argentino se interesaba por la escritura, siempre con obras inspiradas en la pintura, pero de carácter literario. En 1910, escribió "Los preceptos y pensamientos juveniles" y en 1915, firmó "Los hombres y otros animales."
Superada la Primera Guerra Mundial, volvió definitivamente a Italia, estableciéndose en Cantú, desde 1918, ciudad donde viviría durante casi toda su vida. Los años 20 y 30 fueron los mejores para el artista nacido en Argentina, que en este periodo vió crecer poco a poco su experiencia de pintura y conquistar gran parte de la crítica y el público. Su producción adquirió a todos los efectos, rasgos de italianidad, redescubriendo la luz y los colores más vibrantes, en contraste con la monocromía de la experiencia francesa en blanco y negro.
Comenzó a escribir obras autógrafas de ensayos pictóricos, apilando páginas sobre páginas las cuales, después de su muerte, formarían un voluminoso archivo, a menudo cuidadosamente leído y analizado por críticos y estudiosos del arte. En 1923 completó el ensayo "La condición actual de la pintura en Italia", y un año más tarde, escribió lo que es su más importante obra científica y literaria, titulada "Pensamientos a los pintores".
En 1925, junto con otros intelectuales como
Benedetto Croce, firmó el manifiesto antifascista.
En 1929, en busca de una pintura más personal, Bernasconi comenzó a trabajar solo, con la experiencia acumulada en Francia e Italia. De 1931 a 1939 participó en la Cuadrienal de Arte, llegando a ser conocido por el público en general, así como algunos críticos, que apreciaban las obras.
En 1942 recibió su primer reconocimiento importante ganando el primer premio en la Bienal de Venecia del arte.
Ugo Bernasconi murió en Cantú el 2 de enero de 1960 en la edad de 86 años.