Violeta Barrios Torres nació en una acaudalada familia Nicaragua (su padre era ganadero), recibió gran parte de su primera educación en Texas y Virginia, en los Estados Unidos. En 1950, poco después de la muerte de su padre, regresó a Nicaragua, donde se casó con Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, director del periódico La Prensa, que a menudo era crítico de la dictadura de la familia Somoza. Los Chamorro se vieron obligados a exiliarse en 1957 y vivió en Costa Rica por varios años antes de regresar a Nicaragua después de que el gobierno de Somoza declaró una amnistía.
El 10 de enero de 1978, Pedro Chamorro, que había seguido criticando a los Somoza y había sido encarcelado varias veces durante los años 1960 y 70, fue asesinado. Su muerte ayudó a iniciar una revolución, dirigida por el Frente Nacional Sandinista de Liberación, que derrocó al gobierno de
Anastasio Somoza Debayle en julio de 1979. Miembro de la junta de gobierno sandinista en 1979-80,
Violeta Chamorro pronto se desilusionó con las políticas marxistas de los sandinistas, y más tarde se convirtió en una abierta enemiga de ellos.
Violeta se hizo cargo de La Prensa, que con frecuencia fue cerrado durante la década de 1980 y fue prohibido por completo por un período entre 1986-87. Durante la década de 1980 fue acusada por los sandinistas de aceptar dinero de la Agencia Central de Inteligencia de los EE.UU., que por ese entonces prestaba apoyo a grupos opositores y la dirigía a los rebeldes Contras en su guerra de guerrillas contra el gobierno sandinista.
El fin de la guerra de guerrillas se negoció a finales de 1980, y fueron programadas elecciones libres para el año 1990. Chamorro, candidata presidencial de la alianza de 14 partidos Unión Nacional Opositor -UNO-, obtuvo una sorprendentemente fácil victoria sobre el presidente Daniel Ortega Saavedra, líder de los sandinistas. Asumió el 25 de abril de 1990, convirtiéndose en la primera mujer presidente de América Central.
Durante su presidencia Chamorro revirtió una serie de políticas sandinistas. Varias industrias estatales fueron privatizadas, la censura fue levantada, y se redujo el tamaño del ejército. Al mismo tiempo, conservó una serie de sandinistas en el gobierno y trató de conciliar las distintas facciones políticas del país. Muchos acreditan a sus políticas conciliatorias el haber ayudado a mantener la frágil paz que se había negociado. Teniendo prohibido presentarse para un segundo mandato, se retiró de la política después de finalizado su mandato en enero de 1997.