El novelista
William Wilkie Collins nació en Londres el 8 de enero de 1824, fue el hijo mayor del pintor paisajista William Collins. A la edad de trece años se trasladó con su familia a Italia y permaneció allí durante unos dos años.
Su pasión por la narrativa fue estimulada aún más por su experiencia en la escuela. Comenzó a escribir historias de fantasía para escapar de la opresión de un matón que, como él mismo decía, "despertaba su potencial creativo". Wilkie lamentablemente era una víctima fácil de las bromas y burlas de sus compañeros, ya que tenía un físico poco agraciado y casi deforme: era, de hecho, muy bajo, pero con el pecho y la cabeza desproporcionados y las manos y los pies particularmente pequeños.
Su padre, a pesar de las inclinaciones artísticas de su hijo, quiso iniciarlo en la abogacía o en el comercio del té. Durante un corto período trabajó como aprendiz en los mercados del té, definiendo este aprendizaje mercantil como un verdadero cautiverio que alimentaba aún más su firme deseo de convertirse en un escritor. A pesar de los enfrentamientos con su padre, del que no soportaba su rigidez, especialmentela religiosa, finalmente estudió Derecho pero nunca ejerció como abogado. El conocimiento de la ley le sería útil para su trabajo como escritor, los abogados serán protagonistas absolutos de muchas de sus novelas. El primer libro que escribió y publicó en 1848 es, justamente, una biografía de su padre.
Uno de los encuentros más importantes en la vida del joven aspirante a escritor fué, en 1851, con
Charles Dickens, de quien se convirtió -y continuó siendo durante toda la vida-, no sólo amigo, sino también compañero de viajes: los dos vagabundearon juntos por los barrios más olvidados de Londres y París. Colaboró durante cinco años con las revistas
"Household Words" y "
All the Year Round"; el mismo Dickens ponderó su trabajo duro y dedicado. Unía a estos dos escritores también la pasión común por el teatro: Charles Dickens, de hecho, interpretó dos melodramas escritos por su amigo y colega.
Durante toda su vida el infortunado escritor sufrió de gota, dolores reumáticos y problemas oculares graves. Para aliviar los dolores se le recetó opio, al que pronto se volvió adicto: la adicción duraría el resto de su vida, con frecuentes momentos de verdaderos excesos.
Wilkie Collins alcanzó la popularidad en 1860 con la novela "La dama de blanco". La novela, publicada -según la tradición de la época- en entregas, inauguró el género de la novela amarilla, y relata una confusión de identidad centrada en la similitud entre las dos protagonistas femeninas. Para inspirarse el escritor se basó en un encuentro verdadero que tuvo en 1858, en el Parque Regent de Londres con una huidiza mujer, completamente vestida con una túnica blanca. La fugaz aparición lo fascinó e intrigó en un grado tal que la siguió. La mujer había huido de una casa en el parque donde la mantenían cautiva y tratada con las prácticas médicas del mesmerismo, no reconocido por la comunidad médica. La mujer era Caroline Graves, una viuda con una hija pequeña. Wilkie y Caroline tuvieron una relación que duraría treinta años, pero nunca se casaron. Su relación nunca se interrumpió a pesar de que el escritor se casó con un nombre falso,con la doncella de su madre de diecinueve años, con quien tuvo tres hijos, todos bautizados con el nombre falso de ambos cónyuges. La misma Caroline se volvió a casar, pero vivió con su nuevo marido sólo durante tres años y luego regresó a vivir definitivamente con Wilkie Collins, quien hasta su muerte cotinuaría con su doble vida.
El éxito de "
La mujer de blanco" no fue aislado, recibieron también una acogida favorable, varias novelas publicadas posteriormente: entre ellas las más conocidos son: "
Armadale" (1866) y "
La piedra lunar" (1868). Esta última novela fue considerada la fundadora de la novela policíaca según el escritor
T. S. Eliot. La novela fue publicada en entregas y, con cada nuevo número de la revista, el público esperaba cada vez más ansioso para seguir la investigación y averiguar quién había robado el precioso diamante de la India que da título a la obra, y fué objeto de una terrible maldición.
A pesar de su enfermedad, Collins fué un escritor prolífico en años posteriores continuó escribiendo novelas y cuentos. Entre las novelas: "La ley y la dama" (1875), "El hombre y la mujer" (1870) y "La hija de Jezabel" (1880).
Desde 1880 la salud del escritor empeoró. En 1889, como resultado de un accidente con su carruaje comenzó a sufrir de problemas pulmonares; Wilkie Collins murió en Londres el 23 de septiembre de 1889 a los 65 años.