El pasado domingo se llevó a cabo en el Staples Center de Los Ángeles la 55ª edición de los premios Grammy, organizada por The Recording Academy.
Esta entrega de premios, entre otras cosas, suele dar que hablar ya que los artistas suelen utilizar vestuarios muy osados, incluso en ocasiones escandalosos, por lo que, con la intención de evitar este tipo de situaciones, la cadena CBS pidió a los invitados evitar mostrar demasiada piel y, sobre todo, no dejar zonas genitales al descubierto. Sin embargo, hubo más de una estrella que no se adaptó estrictamente a la petición.
Las más osadas fueron
Rihanna,
Jennifer Lopez y
Katy Perry.
Mientras que la primera lucía un vestido color rojo que tenía transparencias en la zona de los pechos (e incluso se le llegaban a ver los pezones), la ex de
Marc Anthony lució un vestido negro, de corte asimétrico, que ocultaba mitad del cuerpo y descubría la otra mitad: "No dijeron nada de las piernas, así que pensé que soy una buena chica", comentó la neoyorquina.
Finalmente, la novia de John Mayer llevó un vestido largo color verde agua con manga larga, pero con un generoso escote.
Otra que dio que hablar fue
Kelly Rowland que aunque también llevaba un vestido largo, el miso tenía varias transparencias en muchas partes del cuerpo.