El pasado miércoles por la tarde el
Príncipe William y
Kate Middleton presentaron oficialmente a su hijo ante el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, para bautizarlo en una sencilla ceremonia que tuvo lugar en la capilla de St James, lugar que guarda muchas historias de la realiza británica, entre ellas el último adiós a
Lady Di.
Como era de esperar, los duques de Cambridge decidieron romper con toda clase de protocolos para este acontecimiento ya que ni el escenario ni los padrinos elegidos por ambos se ajustan a las centenarias costumbres de la Familia Real inglesa.
Sin embargo, el vestuario estuvo acorde a otros acontecimientos similares de la realeza: el pequeño George vistió una réplica del largo faldón de cristianar, blanco con adornos en color perla, utilizado en los bautizos de todos los niños de la Familia Real inglesa en los últimos cien años, mientras que su padre vistió traje oscuro con corbata azul celeste, muy similar a lo que llevó el Príncipe Carlos cuando lo bautizó. Por su parte, Kate deslumbró en un traje de Alexander McQueen color crema, que dejó ver que ha recuperado completamente su figura desde el parto.
Finalmente, la lista de 60 invitados de la ceremonia se ajustó estrictamente a la familia más cercana y los íntimos amigos de la pareja. Aunque llamó la atención que Cressida Bones no estuviera entre ellos…