El adiós a David Bowie

Era ya una leyenda antes de su muerte. David Bowie dejó a su público unos días después de la presentación de su último disco, "Blackstar", lanzado el 8 de enero de este año, el día de su cumpleaños número 69. Luchaba contra el cáncer desde hacía tiempo.

Bowie, de origen británico, atravesó cinco décadas de la música rock, reinventando continuamente su estilo y su imagen: desde las baladas espaciales a las incursiones en el territorios r'n'b y de la danza, desde shows multimedia a las actuaciones en el cine, desde el folk electrónica acústico, pasando por el glam rock, el soul y el krautrock creando alter ego como "Ziggy Stardust", "Halloween Jack", "Nathan Adler" y "The Thin White Duke".

David Bowie, en definitiva, trazó huellas que han influido en muchos artistas.  Deja un gran legado musical que comenzó en 1967, convirtiéndose desde entonces en uno de los artistas con más álbumes vendidos en el mundo, casi 98 millones.


Incluso antes de enfrentar a su batalla contra el cáncer, Bowie había abandonado su papel de rockstar para estar más cerca de su hija Alexandria Zahra que con sólo 4 años de edad, en 2004, corrió riesgo de vida por el bloqueo de una arteria coronaria. 

Desde entonces comenzó a preferir el papel de padre: iba a la escuela para ver las actuaciones de su hija, frecuentaba un bar italiano en la calle Lafayette, donde nadie le molestaba, y aprovechaba el anonimato que le daba a Nueva York para grabar canciones sin que nadie se enterara.

Con David Bowie nos deja un hombre que marcó la cultura del siglo XX, un artista que fue amado por el público y que inspiró a muchos otros, tanto contemporáneos como posteriores. Un artista que merece ser recordado por mucho tiempo.