La desaparición de
George Michael, la pasada Navidad, dejó un gran vacío en el mundo de la música. La noticia llegó en la noche entre el 25 y el 26 de diciembre y las especulaciones sobre las causas de su muerte no tardaron en propagarse en los medios de comunicación y en las redes sociales.
A pesar de que inmediatamente, investigadores y familiares, hablaron de un paro cardíaco, la teoría de la sobredosis de drogas nunca fue excluida e incluso algunos tweets de la pareja del cantante,
Fadi Fawaz, alimentaron la hipótesis del suicidio. Fawaz rápidamente refutó las declaraciones lanzadas desde su cuenta, alegando que había sido hackeada, pero para entonces ya se había plantado la semilla de la duda.
A más de dos meses de distancia, hoy por fin se reveló la verdad:
George Michael murió de causas naturales.
El informe del médico forense de Oxfordshire que llevó a cabo la investigación,
Darren Salter, pone fin a cualquier especulación.
Como se puede leer en el comunicado publicado en varios sitios, incluyendo
E! Onlíne, el intérprete de Careless Whisper murió a consecuencia de algunas enfermedades que lo aquejaban desde hacía algún tiempo: "
La investigación sobre la muerte de George Michael fue completado y una prueba post mortem concluyó que el cantante murió de una miocardiopatía dilatada con miocarditis e hígado graso; la investigación está cerrada y no se hacen necesarias investigaciones adicionales. No se darán ultriores informaciones y los miembros de la familia piden a los medios y al público respetar su privacidad".
La miocardiopatía dilatada implica el deterioro de uno o ambos ventrículos del corazón, lo que resulta en riesgo de insuficiencia cardíaca y ataque al corazón. La miocarditis, en cambio, es una inflamación del órgano, de origen viral. Juntos, contribuyeron a la muerte del cantante, cuyo cuerpo también se vio debilitado por la enfermedad hepática.