Jill Messick, directora de producción de
Rose McGowan, murió ayer a la edad de 50 años. Messick sufría de depresión y era bipolar, pero su familia afirma que el escándalo que afectó a
Harvey Weinstein contribuyó a la trágica decisión. Hace un mes, de hecho, el nombre de Messick había surgido en conversaciones por correo electrónico con
Ben Affleck utilizadas por los abogados de Weinstein para defender a su cliente de los cargos de violencia sexual, tratando de desacreditar su nombre.
"En los últimos meses, muchas mujeres han hecho acusaciones contra Harvey Weinstein, incluida Rose McGowan, que ha hablado en repetidas ocasiones con la prensa, atacando no solo a Weinstein sino también contra muchas otras personas - se lee en una nota -
Una de ellas fue Jill que eligió permanecer en silencio frente a la calumnia de Rose en su contra, por temor a menospreciar a las muchas personas que compartieron su verdad. Decidió no llamar la atención de los medios, permitiendo que su nombre y su reputación aparecieran aunque no hubiera hecho nada malo. Ella nunca eligió ser una figura pública, esa elección se le quitó".
El mensaje compartido continúa: "
Ver su nombre en los titulares una y otra vez, como parte del intento de una persona de llevar más atención a su causa personal y en el desesperado intento de Harvey por defenderse, fue algo devastador para ella. La destrozó y estaba empezando a tener una vida normal otra vez".
McGowan había sido una de las primeras clientas de Messick, encargada de organizar una reunión entre la actriz y Weinstein pero, después de los primeros encuentros sexuales entre los dos, le había pedido a su agencia que investigara el asunto y luego eligió el silencio para no comprometer a la actriz. Las siguientes reuniones entre Rose y Harvey Weinstein se organizaron sin que Messick lo supiera, dejándola en la creencia de que la situación se había resuelto.