Eva Longoria está intentando ayudar a su ex compañera de trabajo,
Felicity Huffman a reducir la sentencia a la que se enfrenta por haber pagado un soborno de 15 mil dólares para manipular el examen de ingreso de su hija a un centro de estudios superiores. Y para lograrlo, contó en una carta escrita el juez cómo su amiga la ayudó en los inicios de su carrera, pues según relata la actriz de 44 años, sus comienzos en el famoso programa no fueron nada fáciles, ya que llevaba poco tiempo trabajando ante cámaras: "
Desde la primera vez que se leyó el guion, ella se dio cuenta que me sentaba sola, y que me encontraba asustada e insegura sobre que hacer... Ella se acercó, se presentó y me dijo: 'No temas, pasaremos por esto juntas".
Posteriormente, y para sorpresa de muchos, la carta prosigue con Longoria contando que sufrió acoso laboral en el set de "
Mujeres desesperadas", aunque sin dar nombres: "
Tenía miedo de tener que trabajar con esa persona ya que para mi era una verdadera tortura", pero según relata, la situación terminó cuando Huffman le dijo "basta" al acosador.
Adicionalmente, la actriz destacó el apoyo que fue para ella su compañera de reparto cuando la serie comenzó a ser un éxito mundial y Eva era la única de las protagonistas que no había sido nominada por su trabajo, frente a lo que Huffman le dijo que los premios eran "
solo un trozo de metal" y que ella admiraba su talento: "
Siempre me protegía, no se por qué... probablemente fuera porque yo era la más joven del reparto o la más novata en la industria", concluye.
Finalmente la actriz reconoce que sin la amistad de Huffman no podría haber soportado esos años.
Vale destacar que la sentencia contra Felicity, quien podría enfrentear hasta 4 meses de cárcel y una multa de 20 mil dólares, se dará a conocer este viernes, pues el caso del fraude en las admisiones universitarias, de la que Huffman se declaró culpable, implica a más de 50 personas, entre ellas la también actriz
Lori Loughlin, y se sabe que el personal universitario recibió desde 2011 hasta 25 millones de dólares por hacer ingresar a algunos alumnos en las más prestigiosas universidades de Estados Unidos como Yale, Stanford o Georgetown.