Para Alexander Cooper, a sus 12 años, todos los días son un mal día. Y su familia cree que se está haciendo el tonto porque nunca tienen un mal día. El día antes de su fiesta de cumpleaños n° 12, se entera de que otro niño también tendrá su fiesta ese mismo día y que todo el mundo va a ir la misma. Y otro niño se burla de él en las redes sociales. Así que cuando llega la media noche de su cumpleaños, sólo está deseando que toda su familia tenga también un mal día.
Y así sucede, el coche de su madre se rompe, así que tienen que compartir un coche; su hermana tiene un resfriado y tiene que subir al escenario; su hermano mayor, que tiene la esperanza de obtener su licencia de conducir y llevar a su novia al baile, tiene que lidiar con las pretenciones de su novia y no obtiene su licencia; su mamá tiene una crisis en el trabajo que podría costarle el empleo; y su padre, que tiene una entrevista de trabajo, debe llevar a su hermano menor con él, pero como su chupete se rompe, no puede dejar de llorar. Alex se siente responsable.
|