El profesor Ambrosius, acompañado por su ayudante Alfred, llegan a Transilvania, para demostrar la teoría de la existencia de vampiros.
Una vez allí, entran en una posada, para tomar alojamiento, en la que preguntan el motivo de que cuelguen del techo y ventanas numerosas ristras de ajos. Los parroquianos afirman que todo es por folklore y que sólo es para atraer a los turistas. También preguntan por la proximidad de un castillo, a lo que no encontrarán respuesta en un principio.
Cuando llega la noche, un vampiro entra en la posada mordiendo al posadero y raptando a su hija. El profesor Ambrosius alertará a su ayudante y seguirán al susodicho vampiro, hallando el castillo del que nadie quería hablar.
Dentro del castillo encontrarán mucha amabilidad, todo lo contrario que en el pueblo, aunque todo aquello hace sospechar mal al profesor. Aprovechando la hospitalidad de los habitantes del castillo, comenzará a recabar las pruebas necesarias para poder llevarlas a sus colegas de la Universidad de Könisberg, con el fin de demostrar al mundo entero que los vampiros existen.
Es una genial película, con escenas excelentes, entre las que cabe destacar la del espejo durante el baile.
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