A la pequeña población de Harper, en el estado de Connecticut, llega Wilson, un investigador de crímenes de guerra que desde hace años va tras la pista de Franz Kindler, uno de los cerebros de los campos de exterminio nazis, un asesino sanguinario. Las pistas han traído a Wilson hasta este tranquilo pueblo, aunque no conoce ninguna característica física de aquél a quien busca, ni tan siquiera conoce su rostro. Sólo tiene un dato, y es que el asesino tiene una pasión y una obsesión enfermiza por los relojes.
Todo apunta enseguida a un hombre, Charles Rankin, profesor de historia en el instituto de la localidad y de procedencia extranjera, que se convierte en el principal sospechoso. Y, dato curioso, es el encargado de cuidar y mantener el gran reloj de la iglesia.
Charles está a punto de casarse con Mary Longstreet, la hija de un conocido juez. Wilson, ante la necesidad de reunir pruebas para poder deternerlo, confiesa a dicho juez y su familia su verdadera identidad, dejándoles ver una cinta donde se muestran las barbaridades cometidas por Charles y pidiéndoles ayuda. Horrorizados ante lo que han visto, deciden prestar toda su colaboración al investigador.
Todos excepto Mary, que ofuscada por el amor se niega a la evidencia y piensa que todos se equivocan. Pero precisamente será a ella a quien Wilson acabará utilizando para capturar al criminal. A la pequeña población de Harper, en el estado de Connecticut, llega Wilson, un investigador de crímenes de guerra que desde hace años va tras la pista de Franz Kindler, uno de los cerebros de los campos de exterminio nazis, un asesino sanguinario. Las pistas han traído a Wilson hasta este tranquilo pueblo, aunque no conoce ninguna característica física de aquél a quien busca, ni tan siquiera conoce su rostro. Sólo tiene un dato, y es que el asesino tiene una pasión y una obsesión enfermiza por los relojes.
Todo apunta enseguida a un hombre, Charles Rankin, profesor de historia en el instituto de la localidad y de procedencia extranjera, que se convierte en el principal sospechoso. Y, dato curioso, es el encargado de cuidar y mantener el gran reloj de la iglesia.
Charles está a punto de casarse con Mary Longstreet, la hija de un conocido juez. Wilson, ante la necesidad de reunir pruebas para poder deternerlo, confiesa a dicho juez y su familia su verdadera identidad, dejándoles ver una cinta donde se muestran las barbaridades cometidas por Charles y pidiéndoles ayuda. Horrorizados ante lo que han visto, deciden prestar toda su colaboración al investigador.
Todos excepto Mary, que ofuscada por el amor se niega a la evidencia y piensa que todos se equivocan. Pero precisamente será a ella a quien Wilson acabará utilizando para capturar al criminal.
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